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Este año de 2009 he visto cumplido un íntimo deseo que albergaba desde hace años y que no he podido satisfacer hasta ahora por mi trabajo, por falta material de tiempo: sumergirme en el estudio de la guitarra, sus cuerdas y notas, del maravilloso mundo que la rodea y de su música.
Y he pensado ir dejando en este blog algunas palabras que poetas y cantautores insignes nos han dejado para referirse a este instrumento.
Hoy nos detendremos en un gran poeta, sin la fama de otros, pero que merece la pena ser estudiado por su enorme vena poética, ensombrecida por el nombre mágico de su hermano Antonio. Nos referimos a Manuel Machado (España, 1874-1947).
He aquí algunos poemas que dedica a la guitarra:
CANTARES
Vino, sentimiento, guitarra y poesía
hacen los cantares de la patria mía.
Cantares...
Quien dice cantares dice Andalucía.
A la sombra fresca de la vieja parra,
un mozo moreno rasguea la guitarra...
Cantares...
Algo que acaricia y algo que desgarra.
La prima que canta y el bordón que llora...
Y el tiempo callado se va hora tras hora.
Cantares...
Son dejos fatales de la raza mora.
No importa la vida, que ya está perdida,
y, después de todo, ¿qué es eso, la vida?...
Cantares...
Cantando la pena, la pena se olvida.
Madre, pena, suerte, pena, madre, muerte,
ojos negros, negros, y negra la suerte...
Cantares...
En ellos el alma del alma se vierte.
Cantares. Cantares de la patria mía,
quien dice cantares dice Andalucía.
Cantares...
No tiene más notas la guitarra mía.
VELADA SEVILLANA
Llovió la guitarra
sus notas en medio
de la copla (noche
de mayor). Los nervios
sacudió un terrible
estremecimiento...
La noche y la copla su verdad dijeron.
Hablaron de sangre;
de amor y de celos;
de dichas perdidas,
de adioses eternos,
de pena y de suerte
negra... Y de ojos negros.
Fulguró la danza
repentino alegro
de lamaretadas,
desmayos y vuelos,
y fue, línea a línea,
momento a momento,
ritmando un poema
de heridas y besos,
que de la gitana
dibujada el cuerpo,
envuelto en el rico
miliunanochesco
mantón de Manila
radiante y grotesco.
Suspiró de amores
el río en su lecho
profundo. Los cables
del barco gimieron
compasadamente.
En brazos del viento,
de los naranjales
y los limoneros
invadió el aroma
palacios y huertos.
La luna a la reja
llegó muy de quedo.
Sevilla y la noche
se dieron un beso.
LA SEGUIRIYA
La seguiriya gitana
es la copla de la noche
musulmana...
Ojos negros, perdición.
El Poema siempre vivo
del Amor y de la Muerte.
Voz del corazón, cautivo
de la pena y de la suerte...
Hondo treno de pasión.
Pero la copla de luz
del paraíso andaluz,
alada y primaveral;
la graciosa charlatana
que dice toda Sevilla,
es la alegre seguidilla
sevillana,
llena de sol y de sal.
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