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Lleva razón, amigo mío: el rechazo a la publicación de su primera novela por una editorial no quiere decir nada.
¿O su primera novela corta va a ser más que Cien años de soledad, de la que C. Barral se llevó media vida lamentando haber rechazado su publicación?
¿O más que En busca del tiempo perdido, la cual André Gide, lector de Gallimard, desaconsejó publicar?
Guarde de momento, si quiere, su novela bajo un par de llaves en espera de mejores tiempos. ¿O quiere ser más y mejor que Nabokov, a quien aconsejaron guardar bajo 7 llaves su novela Lolita? Algo parecido le ocurrió a C. J. Cela con La familia de Pascual Duarte.
Hay muchos más, mi caro amigo:
Joyce, con Dublineses, rechazado por 22 editoriales.
J. K. Rowling tuvo la misma respuesta por 10 veces a su primer manuscrito de Harry Potter.
¿O pretende ser más que todos ellos?
Y a Mario Puzo le ocurrió otro tanto con algunas novelas, hasta la publicación de El Padrino, sobre cuya calidad literaria me he hecho siempre muchas preguntas.
Lampedusa dejó este mundo sin haber visto publicado El Gatopardo.
Podríamos continuar con Graham Greene, William Faulkner, etc., etc., etc.
Tenga paciencia, no desespere e insista en sus gestiones durante una temporada prudencial y, después, continúe pensando que REJECTION IS NOT FATAL (como ha encabezado una reseña en su blog), porque no lo es efectivamente. Y persista en su oficio de escritor: lo hace muy bien para goce de nosotros los lectores.
Aunque no mencione su nombre, sabe que me dirijo a Ud., talentoso escritor novel.
Hay una pregunta que nos hemos hecho muchos en incontables ocasiones y que no tiene una contestación satisfactoria: ¿Por qué algunas novelas francamente malas se publican y se venden fácilmente mientras otras escritas por buenos novelistas no son siquiera publicadas?
Tengo la impresión de que he dejado aquí la pregunta del millón. ¿O me equivoco?
Saludos.
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3 commentaires:
Con franca y cariñosa humildad, creo que te equivocas. No hay ninguna pregunta del millón, y la respuesta es muy fácil: la publicación en papel, en su mayor parte, no se rige por criterios literarios, sino de mercado (con sus dosis de nepotismos y apadrinamientos) y pasteleo entre agentes y editores. Es así de sencillo.
Esos ejemplos famosos que mencionas pertenecen todos a unas épocas en las que no había sobredosis de manuscritos y publicaciones, y sí fueron claros fallos de visión y apreciación de los editores. Pero hoy la inmensa mayoría de rechazos (la mayor parte por silencio) se producen sin haber sido leídos los manuscritos.
Fernando, no se podía esperar menos de una persona inteligente y bien informada.
Supondrá que la pregunta que deslicé se debe más bien al deseo 'educado' de disfrazar otras expresiones que a uno se le ocurriría lanzar contra determinados editores (estos cab.... sólo van al negocio y nos privan de poder disfrutar del talento de autores que merecen auténtica publicidad literaria).
Parece mentira que esto lo afirme un economista, pero hace tiempo que abandoné la universidad y que me pasé a Letras.
Me alegro de saludarle.
Le supongo gratamente enredado en algunas tareas propias de su sexo: escribir alguna novela.
Reciba un cordial saludo.
No sé hasta qué punto inteligente, pero sí intento estar bien informado; porque me gusta y porque hoy en día resulta necesario para quienes intentamos llegar a toda costa y por cualquier medio (lícito) a nuestros lectores.
También yo soy una especie de economista (Abogado-Economista, de los de Deusto) que desde siempre quiso ser literato, por lo que tenemos algo más en común.
En efecto, he aprovechado el período vacacional para avanzar en una nueva novela, corta como la anterior (aún más, incluso) y en la misma línea. Tal como manda el instinto.
Un saludo muy afectuoso.
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