vendredi 17 août 2007

+ LA LITERATURA Y LA POESÍA ESPAÑOLA - V (Fernando Villalón)

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En la parte I de esta serie comenzamos diciendo que el recorrido a la poesía española se iniciaría con la llamada Generación del 27 que tan generosa fue regalándonos poetas tan ilustres y variados.

Quizás uno de los menos conocidos injustamente fuera de su ámbito de nacimiento, sevillano y andaluz, sea Fernando Villalón, al dedicaremos hoy unas líneas, poeta con una vena muy vitalista e imaginativa, que a veces raya en el surrealismo.

Entre sus compañeros de estudios en bachillerato se encontraba Juan Ramón Jiménez y el autor teatral Muñoz Seca, en el internado de los jesuitas en Puerto de Santa María (Cádiz), y fue amigos de los miembros de su generación poética, especialmente de Rafael Alberti.

Fernando Villalón Daoiz y Halcón (1881-1930) nació en Sevilla y murió en Madrid. Fue ganadero y poeta.

Algunos de sus bellos poemas son los siguientes:

Negros faroles sus ojos.
Su boca roja granada.
Cuchillito su nariz
sobre el labio apernacada.

Dos rosas en los oídos.
Dos hoyuelos en la barba.
De negra noche, dos trenzas
sobre los hombros de malva.

Dos piñones del pinar
de su cuerpo en dos manzanas
-blancas y rojas palomas
del palomar de las Gracias-.

A dormir va la pureza
del lino. Sábanas blancas
besarán entre sus pliegues
a la niña blanca, blanca.

(Sus ojos).

***

Viudita habías de ser,
viudita cascabelera,
y yo casarme contigo.
Luna lunera...

¡Quiquiriquí! Canta el gallo;
yo partía a mi tarea
dejándote arropadita,
Luna lunera...

Tan. Tan. Tan. Ya son las doce.
Yo me sentaría a tu mesa
y en tu boca comería,
Luna lunera...

Plon. Plon. Plon; a la oración
tus manitas de azucenas
en exvoto rezarían,
Luna, lunera...

Tin, tan; tin, tan; ya es la que queda...
la nube de tu camisa
trabaría tus lindas piernas
y entre tus dos pomas rosa
dormirán, Luna lunera...

(Luna, lunera…).

***
I

Giralda, madre de artistas,
molde de fundir toreros,
dile al giraldillo tuyo
que se vista un traje negro.

Malhaya sea Perdigón,
el torillo traicionero.
Negras gualdrapas llevaban
los ocho caballos negros;

negros son sus atalajes
y negros son sus plumeros.
De negro los mayorales
y en la fusta un lazo negro.


II

Mocitas las de la Alfalfa;
mocitos los pintureros;
negros pañuelos de talle
y una cinta en el sombrero.
Dos viudas con claveles
negros, en el pelo negro.
Negra faja y corbatín
negro, con un lazo negro,
sobre el oro de la manga,
la chupa de los toreros.
Ocho caballos llevaba
el coche del Espartero.

***

Y con este último adornaron colegiales sevillanos los muros de una calle popular de la ciudad. Está escrito muy en la línea de la casta del lugar. Dice así:

"Mis amigos me despresian
porque me ven abatio
¡Todo el mundo corta leña
de l´arbo q´ está caio!".

Que me entierren con espuelas
y el barbuquejo en la barba
que siempre fue un mal nacido
quien renegó de su casta.


***


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