vendredi 15 août 2008

+ DOS PASSOS y NEW YORK

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Es a mi juicio el mejor y más despiadado biógrafo que New York y toda América han tenido.

Manhattan Transfer, a la que nos referimos en el artículo del mismo nombre, incluida en el apartado de FRAGMENTOS, en "narrador.es", es la novela de New York. En ella están contenidos la sangre, la carne, el espíritu, los vicios y las miserias de la babilónica ciudad con una perfecta maestría. Abarca toda una generación y la ciudad es la única protagonista, aunque la trama la forman más de un centenar de personajes de todo tipo, fiel reflejo de las gentes de New York.

De la novela se ha dicho, entre otras muchas cosas, que era el panorama del sonido, el olor, el ruido y el alma de New York (Sinclair Lewis, Premio Nobel de Literatura).

Está escrita con una técnica cinematográfica, en la que se entremezclan los personajes que viven en New York y sus circunstancias, sus tragedias, sus pequeños dramas y sus farsas. Consta de tres secciones. Queremos dejar constancia de algunos párrafos que darán una idea aproximada de la composición de la obra:

SECCIÓN PRIMERA

I.
EMBARCADERO.

Tres gaviotas giran sobre las cajas rotas, las cáscaras de naranja, los repollos podridos que flotan entre los tablones astillados de la valla. Las olas verdes espumajean bajo la proa del ferry que, arrastrado por la marea, corta el agua, resbala, atraca lentamente en el embarcadero. Manubrios que dan vueltas con un tintineo de cadenas, compuertas que se levantan, pies que saltan a tierra. Hombres y mujeres entran a empellones en el maloliente túnel de madera, apretujándose y estrujándose como las manzanas al caer del saetín a la prensa.

Hemos llegado a la aduana de Manhattan, estamos ante la gran urbe.

I.
METRÓPOLI.

Babilonia y Nínive eran de ladrillo. Toda Atenas era doradas columnas de mármol. Roma reposaba en anchos arcos de mampostería. En Constantinopla los alminares llamean como enormes cirios en torno al Cuerno de Oro…
Acero, vidrio, baldosas, hormigón serán los materiales de los rascacielos. Apilados en la estrecha isla, edificios de mil ventanas surgirán resplandecientes, pirámide sobre pirámide, blancas nubes sobre la tormenta.


Nos anticipa un flash de la gran ciudad.

III-DÓLARES

Caras a todo lo largo de la batayola; caras en todas las portillas. Asotavento salía un olor rancio del vapor que estaba fondeando en el puerto, un poco escorado, con la bandera amarilla de la cuarentena ondeando en el palo mayor.
—Un millón de dólares daría yo
—dijo el viejo soltando los remos —por saber a qué vienen.
—Por eso mismo, abuelo —dijo el joven sentado a la popa. ¿No es éste el país de la oportunidad?
—Una cosa sé —continuó el viejo—. Y es que cuando yo era un muchacho no venían más qu’irlandeses por primavera, con el primer barco de sábalos… Ya no hay sábalos y esa gente, Dios sabe de dónde vienen.
—Es el país de la oportunidad.

IV-CARRILES
V -RODILLO DE VAPOR


Lentamente nos va introduciendo en la vida económica de las gentes y de la ciudad de New York, en su entramado de vías, en la construcción de carreteras,…, a la par que nos va presentando Dos Passos a los personajes de la novela.

Y termina la TERCERA SECCIÓN, con

I-LA CIUDAD ALEGRE Y CONFIADA

IV-RASCACIELO
V- LA CARGA DE NÍNIVE.

En el artículo La Literatura y las guerras también hablamos del Dos Passos viajero y periodista.

Acudiendo a Manhattan Transfer es ineludible vincular la figura de Dos Passos a New York y llamarle biógrafo de la ciudad. Siempre lo he creído así.

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