jeudi 18 septembre 2008

+ PESSOA y LISBOA

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Fernando Pessoa o el fingidor de sí mismo. Sí, el fingidor.

Con el uso de heterónimos tales como Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos o Bernardo Soares, Pessoa se permitía ejercer la crítica de los poemas de éstos, y viceversa.

Fue el impulsor del surrealismo portugués y una de las mayores y más representativas figuras de la poesía portuguesa del siglo XX y de toda Europa, nacido en Lisboa en 1888 y fallecido en la misma ciudad en 1935. Sus primeros años de infancia transcurrieron en Sudáfrica, en Durban, lugar en que su padrastro desempeñaba el cargo de cónsul de Portugal, viajando a los diecisiete años a su país natal para establecer en Lisboa su residencia de forma definitiva. Su vinculación con la capital portuguesa fue muy importante.

Se ganaba la vida como traductor de inglés, idioma que dominaba a la perfección hasta el punto de publicar sus primeros poemas en inglés. Fue un defensor de la lengua portuguesa llegando a afirmar en más de una ocasión que ‘Mi patria es la lengua portuguesa’.

Fue una figura enigmática. Un poeta y crítico brasileño ha afirmado que Fernando Pessoa es ‘o enigma em pessoa’ (que se puede traducir por ‘el enigma en persona’ o ‘el enigma en Pessoa’). Octavio Paz dijo de Pessoa que ‘nada en su vida es sorprendente, nada excepto sus poemas’.

Se estima que la creación estética de Pessoa son los heterónimos.

Su obra poética Mensagem fue la única que publicó en vida. Leamos algunos poemas de Pessoa:

AUTOPSICOGRAFÍA
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.

Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.


NO QUIERO ROSAS
No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?

No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.

¿Para qué?... Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría...
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...


NO LA QUE DAS
No la que das, la flor que tú eres quiero.
Por qué me niegas lo que no te pido.
Tiempo habrá de que niegues
después de que hayas dado.
flor, ¡seme flor! Si te cogiese avara
mano de infausta esfinge, tú perenne
sombra errarás absurda
tras lo que nunca diste.


SI ALGUIEN TOCA UN DÍA A TU PUERTA
Si alguien toca un día a tu puerta,
Diciendo que es un emisario mío
No creas, ni aunque sea yo;
Que mi vanidoso orgullo no intentaría
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo.
Pero si, naturalmente, y sin oír
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir
Y encontraras alguien como a la espera
De tocar, medita un poco.
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta
Mi orgullo que desespera
¡Abre a quién no llama a tu puerta!


SI, DESPUÉS QUE YO MUERA...
Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía,
Nada sería más simple.
Exactamente poseo dos fechas -la de mi nacimiento y
la de mi muerte.
Entre una y otra todos los días me
pertenecen.
Soy fácil de describir.
He vivido como un loco.
He amado a las cosas sin ningún sentimentalismo.
Nunca tuve un deseo que no pudiera colmar, pues nunca anduve ciego.
Incluso escuchar para mí fue nada más que un complemento del ver.
Comprendí que las cosas son reales y totalmente diferentes una de otra:
Lo comprendí con los ojos, jamás con el pensamiento.
Comprenderlo con el pensamiento hubiera sido encontrarlas
todas iguales.
Un día me sentí dormido como un niño.
Cerré los ojos y dormí.
Y, a propósito, yo era el único poeta de la Naturaleza.


SI MUERO PRONTO
Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.
Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados.



(Versión de Octavio Paz)

1 commentaire:

Anonyme a dit…

Pasear por las calles de Lisboa es estar escuchando los zapatos acompasados de Pessoa que marcan un ritmo armoniosos para después parar en seco. Acostarte en Lisboa es darte cuenta de que he pasado todo el día fingiendo. Un saludo y gracias por hablar de literatura.