dimanche 29 mars 2009

+ POETAS ESPAÑOLES (Soledad Cavero)

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Soledad Cavero nace en Madrid (1936), donde reside. Colabora en periódicos y revistas literarias con poesía, cuentos y artículos. Sus trabajos están incluidos en varias Antologías y ha realizado lecturas poéticas en España y el extranjero. Se dedica a la formación de profesorado y a fomentar en niños en edad escolar el hábito de la lectura.

-POESÍA:

A través del espejo (1980).
En esa fuente inagotable (1982).
Con los pies descalzos y un paraguas (1987).
Mar verdadero (1990).
Saharazad (1992).
Canto para un violín en fuga (1997).
Soñar es la palabra (2002).

- NARRATIVA:

La rebelión de los cuentos (1996).
Colón y el pirata Barbarroja (2002).

-PREMIOS:

Premio Pablo Neruda de Poesía. California.
Premio Reina Amalia de Poesía Castellana.
Premio Hucha de plata de Narrativa. Concurso Nacional Cajas de Ahorros.
Premio Juegos Florales de Manatí. Puerto Rico.
Premio Zenobia de Poesía.
Premio Nacional Letras de Villancico.
Premio Querido Borges. Mención finalista de Narrativa. California.
Háblame de amor y amistad. Concurso Nacional de Narrativa Telefónica.


Veamos un muestrario de su poesía:

BANCARROTA

Ocurren tantos hechos
en este devanar de la experiencia
que el rumbo de la vida a trompicones
se rompe sin querer en pleno viaje.
Es el cansancio luego lo que queda
lloviéndonos el pulso,
acribillada el ala de los sueños,
en el olvido el niño de la fuente,
en bancarrota el fruto del verano.
La vida,
la vida es la que sufre este delirio
de ríos maltratados por el miedo,
igual que una barcaza
vilmente atravesada por rayos y mareas.
Imprevisibles giros que el tiempo determina,
según cubre el granito las puertas de la sangre
o modifica el eje que remueve
el barro insatisfecho del ocaso.


MI HOMBRO JUNTO AL TUYO

Ahora que la tarde declina en nuestros brazos
y todo entre los árboles parece ya dormido
deja que apoye mi hombro junto al tuyo.
Que juntos recordemos aquellas horas nuestras
sembradas de jardines quemados en la sangre.
Ahora que los días avanzan más deprisa
con una fiera al fondo que afila la tristeza,
desnúdame los ojos de falsos espejismos
y peces de esperanza pintados de abandono.
Que aprenda a navegar el horizonte
allí donde la mar tranquila nos sostiene.
Ahora, amor, que un viento sin salida
penetra hasta los huesos
y tierra, espuma, rosa, playa, bosque,
disfraces son de lluvias pasajeras,
deja que apoye mi hombro junto al tuyo.
Que luzca aquella casa de piedra frente al río
dispuesta a sostenerse en plena nieve,
caliente el corazón bajo tu fuego.


SABRÁS QUE ERES CENIZA

Cuando el amor te hiera en solitario
y en resistencia apenas reconozcas
por qué la muerte con poderes mágicos
te quiere arrebatar la fuente de la vida.
Entonces,
sólo entonces, sabrás que nadie puede
resistir el empuje violento del invierno.
Que el amor nos descubre los lenguajes
nocturnos de la piel y su madera
en la misma espesura de la sangre
donde antes nos sentimos marineros.
Sabrás,
sabrás que eres ceniza, aunque no quiera,
aunque luches por ser en plena llama
y retengas la luz a trompicones,
aún sin zozobrar en el olvido.
Mas podrás repetir otra experiencia
con tu sabia de ayer llena de músicas,
alpinas sensaciones
que sueñan con la rama de un regreso.
El amor siempre canta,
cubre, barre, trasforma o petrifica
cualquier realidad que nos sujete
la flor de la ilusión en desbandada.
Volverá,
volverás por el aire celeste de la tarde
a convocar el mar con voz de niño.
Y se alzarán las olas del incendio
para que tú recuerdes su corazón de escarcha,
onírico el espejo en la memoria.


HUMO

Humo que danza serpentino al viento
hacia dónde traslada
la desvaída forma que alojó la sangre,
hacia qué norte o puerto
arribará el amor ya consumido.
En espiral avanzan
esas cabriolas que al fundirse en vilo
cuanto mayor altura cogen
sin techo quedan en poder del viento.
Y qué silencio el humo en fuga,
qué evanescente rostro tiembla al fondo
de esa unión que al desprenderse vuela
en esos ojos, esas manos, esos labios.
Cómo lejos del fuego el humo llora.


EL PUENTE DEL MISTERIO

Si consiguiera el hombre desvelar ese puente
donde las dos orillas se disputan
a puñetazos nuestro ciclo.
Si ante el filo que protege
la voz desconocida que nos llama
consiguiera enfrentarse con las sombras,
mirar, palpar, adivinar,
ese rostro de piedra en los relojes
cuando más nos aterra su misterio.
Si consiguiera remar la oscuridad que desfigura
ese cruce de trenes
por la trémula estepa de los miedos.
Un puente,
sólo un puente,
con sus ojos de luz mordiéndonos el alma
brillaría al alcance de la mano,
como un barco varado entre dos tiempos,
dos vidas, dos asombros,
en la recta final de una conquista.


UN DIOS A MI MEDIDA

Quisiera edificar un sol con estas manos,
luz que escalando presentidas cumbres
creara ciertas luminarias vivas,
tangibles fuentes de ternura y gozo,
allí donde regresa el hombre nuevo
con ilusión alada
y el corazón trepando bajo nubes.
Sí,
crear un Dios a mi medida,
en mí ardiendo consciente,
elevándose pleno entre mis aguas
para vivirme en él como Absoluto,
como cántico leve que al traspasar barreras,
en el dolor ardido derramase
su sinfonía en mis violines.

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