jeudi 6 octobre 2011

+ BUSCANDO CINCO PIES AL GATO - 3

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PESSOA y LISBOA

Fernando Pessoa o el fingidor de sí mismo. Sí, el fingidor.

Con el uso de heterónimos tales como Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos o Bernardo Soares, Pessoa se permitía ejercer la crítica de los poemas de éstos, y viceversa.

Fue el impulsor del surrealismo portugués y una de las mayores y más representativas figuras de la poesía portuguesa del siglo XX y de toda Europa, nacido en Lisboa en 1888 y fallecido en la misma ciudad en 1935. Sus primeros años de infancia transcurrieron en Sudáfrica, en Durban, lugar en que su padrastro desempeñaba el cargo de cónsul de Portugal, viajando a los diecisiete años a su país natal para establecer en Lisboa su residencia de forma definitiva. Su vinculación con la capital portuguesa fue muy importante.

Se ganaba la vida como traductor de inglés, idioma que dominaba a la perfección hasta el punto de publicar sus primeros poemas en inglés. Fue un defensor de la lengua portuguesa llegando a afirmar en más de una ocasión que ‘Mi patria es la lengua portuguesa’.

Fue una figura enigmática. Un poeta y crítico brasileño ha afirmado que Fernando Pessoa es ‘o enigma em pessoa’ (que se puede traducir por ‘el enigma en persona’ o ‘el enigma en Pessoa’). Octavio Paz dijo de Pessoa que ‘nada en su vida es sorprendente, nada excepto sus poemas’.

Se estima que la creación estética de Pessoa son los heterónimos.

Su obra poética Mensagem fue la única que publicó en vida. Leamos algunos poemas de Pessoa:

AUTOPSICOGRAFÍA

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
 Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.

Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.

NO QUIERO ROSAS

No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?
No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.
¿Para qué?... Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría...
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...

NO LA QUE DAS

No la que das, la flor que tú eres quiero.
Por qué me niegas lo que no te pido.
Tiempo habrá de que niegues
después de que hayas dado.
Flor, ¡seme flor! Si te cogiese avara
mano de infausta esfinge, tú perenne
sombra errarás absurda
tras lo que nunca diste.

SI ALGUIEN TOCA UN DÍA A TU PUERTA

Si alguien toca un día a tu puerta,
Diciendo que es un emisario mío
No creas, ni aunque sea yo;
Que mi vanidoso orgullo no intentaría
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo.
Pero si, naturalmente, y sin oír
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir
Y encontraras alguien como a la espera
De tocar, medita un poco.
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta
Mi orgullo que desespera
¡Abre a quién no llama a tu puerta!

SI, DESPUÉS QUE YO MUERA...

Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía,
Nada sería más simple.
Exactamente poseo dos fechas -la de mi nacimiento y
                                                                             la de muerte.
Entre una y otra todos los días me
pertenecen.
Soy fácil de describir.
He vivido como un loco.
He amado a las cosas sin ningún sentimentalismo.
Nunca tuve un deseo que no pudiera colmar, pues nunca anduve ciego.
Incluso escuchar para mí fue nada más que un complemento del ver.
Comprendí que las cosas son reales y totalmente diferentes una de otra:
Lo comprendí con los ojos, jamás con el pensamiento.
Comprenderlo con el pensamiento hubiera sido encontrarlas
todas iguales.
Un día me sentí dormido como un niño.
Cerré los ojos y dormí.
Y, a propósito, yo era el único poeta de la Naturaleza.

SI MUERO PRONTO

Si muero pronto,
Sin poder publicar ningún libro,
Sin ver la cara que tienen mis versos en letras de molde,
Ruego, si se afligen a causa de esto,
Que no se aflijan.
Si ocurre, era lo justo.
Aunque nadie imprima mis versos,
Si fueron bellos, tendrán hermosura.
Y si son bellos, serán publicados.

(Versión de Octavio Paz)

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ME ACUERDO

(Juego de historias breves)

Estas pequeñas historias, que han ido apareciendo en mi blog (http://senciales.blogspot.com), tienen la particularidad de empezar todas ellas con las palabras ME ACUERDO (Je me souviens, libro de Georges Perec, Editorial Berenice, 2006), técnica para el fomento de la imaginación y creatividad que puso en marcha el grupo francés de escritores Ou.Li.Po.

LA COPLA

Me acuerdo de los días en que teniendo trece o catorce años de edad íbamos a las verbenas del barrio, en que entonces estaba muy de moda oír en los espectáculos coplas cantadas principalmente por artistas contratados.

Una copla decía que ‘las españolas cuando besan, es que besan de verdad,…’.

Por aquellos años tonteábamos con nuestras amigas y nos creíamos tan ‘mayores’ que presumíamos de novia. Siempre que escuchaba aquella copla, me reafirmaba en mi creencia de que cuando mi chica correspondía a mis besos robados me estaba besando ciertamente de verdad, como en la copla.

POLVOS DE TALCO

Me acuerdo mucho de mi etapa de estudiante en l’École Française, donde sabían entrenarnos muy bien en la cultura francesa de la época, incluida la cinematográfica. Acudíamos al cine para ver filmes en versión francesa original. Proyectaban películas con actores renombrados del cine francés, por ejemplo, de Brigitte Bardot.

Por aquel entonces supe de un anuncio comercial leído en la prensa que decía 'B.B. aime Charrier'. Era un juego de palabras: B. B. en francés suena como 'bebé'. Brigitte Bardot estaba casada entonces con el actor Jacques Charrier. Y 'Charrier' era una marca comercial de polvos talcos.

EL HOOLIGAN PERFECTO

Me acuerdo que con ocho años de edad mi padre me llevaba a presenciar los partidos de fútbol todos los domingos en nuestra ciudad, muchas veces acompañado de su amigo Rafael, junto al que me sentaba yo en las gradas. Era un tipo muy, muy nervioso, y estaba continuamente moviendo las piernas haciendo ademanes como para adelantarse en los disparos a portería a los jugadores de su equipo, como si fuera él el que quisiera marcar los goles.

Terminaba el encuentro y era como si él hubiese jugado el partido y … menudo palizón me llevaba yo.

ROPA CONFECCIONADA

Me acuerdo de mis tiempos en una entidad financiera en que inicialmente comencé a trabajar en el negociado de Cartera, que es el departamento en que se descontaban y guardaban las letras de cambio de los clientes. Teníamos como cliente una empresa que tenía una cadena de comercios de tejidos, con clientes a su vez. Giraba letras a muchos clientes propios, compradores de telas y prendas confeccionadas en general. Tras varios meses allí ves nombres y apellidos de todos los colores.

Recuerdo de uno, los de un librado de una localidad cercana, que tenía por apellidos Pernil Pantalón.

CINE BLANCO Y NEGRO

Me acuerdo a veces de la bella y delicada actriz italiana Pier Angeli cuando alguien me habla de cine en blanco y negro o veo estas películas.

Hubo un tiempo de mi adolescencia durante el cual creí estar muy enamorado de ella e incluso llegué a llevar encima una fotografía suya con aquella cara de ángel que lucía.

Recuerdo que llegué a tener celos en algún momento del rebelde actor americano James Dean, con el que tuvo ella un breve romance.

Cuando ya adulto supe de su suicidio sentí perder a una amiga de mi juventud.

ANTOÑITO ‘Procesiones’

Me acuerdo del individuo aquél al que se conocía cariñosamente con el nombre de Antoñito ‘Procesiones’, muy alto, algo deficiente mental, que no engañaba a nadie por sus aficiones pues le gustaban los buenos puros habanos, el café tempranero bien calentito con churros, la cerveza Cruzcampo con buenas tapas e incluso lucir trajes que mucha gente no se podía permitir entonces. Todo se lo agenciaba al parecer de forma gratuita.

Acompañaba a las procesiones de Semana Santa, precediendo a las bandas de música con ademanes de solemne y distinguido director de orquesta desde su altura imponente.

PEPE, el Escocés

Me acuerdo del escocés gigantón, ya mayor, que acudía puntualmente a la Feria de Sevilla, vestido con su traje típico de origen, falda corta a cuadros, de gestos amanerados ―para mí un gay adelantado a su época―, simpático y de rostro grana, como de alguien especialmente habituado al güisqui.

Terminó aficionándose con los años a la manzanilla y al vino fino y se hizo muy popular entre nosotros. Aprendió a bailar sevillanas a la escocesa. No tenía ningún sentido del ridículo.

Un buen día dejó de venir… No vino nunca más… Y nos pensamos lo peor...

SOMBRAS CHINESCAS

Me acuerdo de aquellas noches de misterio y asombro. No existían proyectores de cine tipo casero. Entonces estas cosas eran cálidas y requerían del amor de los mayores para distraer a los niños.

Horas llevaba a padres recortar figuritas de papel simulando muñecos, animales y mil objetos más suspendidos de hilos para ser proyectados tras una pantalla blanca, una sábana, detrás de la cual se hacía lucir una vela encendida. A veces, cuando surgía algún movimiento brusco, sombras fantasmales aparecían en el techo de la habitación, y un leve estremecimiento recorría los cuerpos de los críos allí congregados.

EL JUEGO DEL FUTBOLÍN

Me acuerdo de mis juegos infantiles y adolescentes. Pasados los años, hijos y nietos me han pedido algún regalo específico por el día de Reyes, por Navidad o para un cumpleaños, exigiéndome modelo y marca del artículo solicitado. Me ha venido a la memoria la pobre calidad de los juegos de nuestra primera infancia. Por ejemplo, el futbolín.

Nuestro remedo de un partido de fútbol consistía en reunir botones de prendas, del mayor tamaño posible, con los nombres de los futbolistas de la época escritos en un pequeño trozo de papel y pegado encima de ellos.

LANGOSTAS

Me acuerdo del episodio de plagas de langostas en algunas tardes de verano en la ciudad de Tetuán, Aitta Tettauen. Los insectos fitófagos. Se las veía venir de lejos. Emitían un zumbido enorme y formaban una negra nube que cubría el cielo parcialmente.

Comenzaban a caer inicialmente aislada e individualmente con una rapidez vertiginosa. Era la vanguardia de aquel ejército destructor que se aproximaba. Todos corríamos a casa y cerrábamos con celeridad puertas y ventanas pues aquellas langostas entraban por todos los rincones. Más de una vez tuvimos que sacudirnos de encima, con las manos, a estos pegajosos insectos.

‘BAILAOR’

Me acuerdo que siendo añojo las lágrimas asomaban a sus ojos fácilmente y más tarde, ya adulto, le continuaron. Había perdido a su madre al nacer. Su mal tenía un nombre. Cuando cumplió cuatro años fue apartado para ser lidiado en la plaza de la capital.

Al salir al ruedo mostró durante la lidia signos evidentes de su bravura. A la hora de la suerte final, el torero presenció los síntomas de su enfermedad, vio lágrimas brotar de sus ojos. Salió con vida de la plaza y se convirtió en simiente de una larga genealogía de toros bravos.

OBSERVATORIO AÉREO

Me acuerdo de nuestro huerto africano en la bella ciudad de Melilla. Éramos bien jóvenes. Había un eucalipto de unos 20 metros de altura, al que trepábamos a menudo mis hermanos y yo y en especial los domingos nos servía de observatorio aéreo para presenciar los partidos de fútbol que jugaba en su estadio municipal el Melilla, C. F. También teníamos allí una vieja higuera silvestre, con cuyos frutos no comestibles jugábamos los críos utilizándolos como proyectiles para terminar siempre, después de largo rato, con las manos algo inflamadas y muy sucias por el líquido lechoso que desprendían.

UN DÍA DE PESCA

Me acuerdo que mi consuegro Pepe pretendía convertirme en pescador de playas vecinas, en peatón de orillas de mar.

Decía que sólo hacía falta una caña de pescar y ganas. Una mañana de verano me metió en su coche como si fuera yo otra de sus cañas y fuimos al Portil.

Contra todo pronóstico, quien capturó la primera pieza fui yo: una pequeña baila. Pesqué además una bota vieja y oxidada y un pequeño pulpo. Él no se estrenó.

Mi consuegro era una buena persona. Estará en alguna playa celestial pescando bailas para desquitarse de aquel mal día.

NOSTALGIA FOTOGRÁFICA

Me acuerdo que hace años di un cerrojazo a mi cuarto oscuro. Los avances científicos. El píxel envió al exilio al grano de cloruro de plata, al principio con poco éxito, pero las ciencias adelantan una barbaridad… y finalmente suplantó al grano y le ha sepultado en el pozo de la historia.

Acabó la época en que podías manipular manualmente amarillo, magenta y cyan y recrearte en las tonalidades más o menos intensas de verdes, azules y rojos. Dejaste de ser como el hombre del Renacimiento. Mr. Photoshop lo hace todo por ti. Nostalgia se llama la figura.

'CHATO'

Me acuerdo de mi amigo del colegio Nicasio a quien llamábamos cariñosamente ‘Chato’ por su gran prominencia nasal y de los enfados que agarraba con ello.

Era alto y fuerte y el guardameta, casi imbatible, del equipo de balonmano de nuestra clase en los últimos cursos de bachillerato.

Cuando le dirigíamos tal apelativo nos contestaba que nos iba a dar un zumbío ― vulgarismo por zumbido―, y nos reíamos todos. Se hicieron famosos sus zumbíos. Decíamos: Mira, Chato, un zumbío volando. Lo repetía tanto, tanto, que todo nuestro entorno lo suponíamos poblado por zumbíos aéreos de Nicasio.

(continuará)

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