dimanche 29 juillet 2007

+ LA LITERATURA Y LA LECTURA

(Los libros en los libros)
***

La lectura ha sido objeto de atención por numerosos escritores conocidos, sicólogos y sociólogos y contemplada desde diferentes vertientes: lúdica, terapéutica, como actividad placentera para ejercitar la inteligencia, como puerta de apertura a otras vidas, para enriquecimiento de la nuestra, etc.

Ha sido la lectura una constante en la vida de gran variedad de escritores porque leer —ya lo hemos repetido en distintas ocasiones— ayuda a escribir mejor y al autor le permite conocer cómo escribe el de la acera de enfrente, estudiar diferentes estilos literarios, disfrutar sin más…

Leyendo novelas, relatos y cuentos de muchos escritores me he orientado hacia lecturas indicativas de posible buena literatura, simplemente porque los autores, reconocidos ampliamente, han ejercido de lectores y han dejado en sus libros constancia de otros libros.

Empecemos por señalar como ejemplo el caso de Gabriel García Márquez, leído en su cuento peregrino El avión de la bella durmiente, en que nos relata, viajando en el avión en el asiento contiguo al de una deslumbrante belleza caribeña: ‘Me parecía increíble: en la primavera anterior había leído una hermosa novela de Yasunari Kawabata sobre los ancianos burgueses de Kyoto que pagaban sumas enormes para pasar la noche contemplando a las muchachas más bellas de la ciudad, desnudas y narcotizadas, mientras ellos agonizaban de amor en la misma cama. No podían despertarlas, ni tocarlas, y ni siquiera lo intentaban, porque la esencia del placer era verlas dormir. Aquella noche, velando el sueño de la bella, no sólo entendí aquel refinamiento senil, sino que lo viví a plenitud.’ Se refiere a la novela de Kawabata La casa de las bellas durmientes. E invita de esta forma al lector curioso que lee su cuento a hacerlo con la novela del japonés. Ya hemos hablado ampliamente de García Márquez en otros artículos.

Henry Miller (1891-1980), novelista norteamericano, escritor de novela erótica, altamente controvertido en la sociedad puritana de su tiempo, en su obra Los libros en mi vida (Mondadori España, 1988), nos dice en el prefacio que trata de los libros como experiencia vital, de los libros que ha leído en su vida y, aunque se confirma en su creencia de que hay que leer menos y menos, y no más y más, y sostiene esta afirmación en el hecho de que para el conocimiento y la sabiduría, para lo que se busca, hay que ir al origen, no viene del catedrático, ni del filósofo, ni del preceptor, el santo o el maestro, sino de la vida misma, de la experiencia directa de la vida, pues bien, acto seguido nos ameniza con un cúmulo de lecturas que muchos quisieran haber escalado por sí mismos. Es un libro sobre libros, una obra proyectada en varios tomos a la larga. Refiriéndose a lo comentado en el párrafo anterior añade: ‘pienso en eso de que habla D.H. Lawrence en Etruscan Places o lo que refiere Henry Adams cuando la Virgen reinaba soberana en Chartres.’. Extractando mucho, nos habla laudatoriamente de:

El gran Inquisidor y El eterno marido, sus obras preferidas de Dostoievski.
The bright messenger (El brillante mensajero), de Algernon Blackwood, la novela más extraordinaria sobre psicoanálisis.
The path to Rome (Camino de Roma), de Hilaire Belloc.
Óscar Wilde, Yeats, Marqués de Sade, Aretino, Restif de la Bretonne (estos tres últimos escritores de temas obscenos y pornográficos, ¿por qué no? —añade—), Godfrey Higgins (y sus Trece salvadores crucificados), etc., etc.

De la obra propia de Miller conviene destacar: Trópico de Cáncer, Trópico de Capricornio, Sexus, Plexus, Nexus, etc. Lo dejamos aquí porque para hablar de Miller se necesitaría mucho más espacio.

Otros autores que tendrían cabida en este artículo y, concretamente en un entorno dedicado a lectura y los libros en los libros serían: Cervantes, Tomás Moro, Borges, Kafka, Joyce, Flaubert,…
Cierro este texto con algunas citas curiosas relacionadas con los libros, la lectura o los lectores:

La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta (André Maurois).

Un libro puede ser agradable con muchas imperfecciones y enojosísimo sin un defecto (Oliver Goldsmith).

Los que escriben con claridad tienen lectores; los que escriben oscuramente tienen comentaristas (Albert Camus).

La obra clásica es un libro que todo el mundo admira, pero que nadie lee (Ernest Hemingway).

He hecho un curso de lectura veloz y he leído ‘Guerra y paz’ en veinte minutos. Habla de Rusia (Woody Allen).

Leer un libro enseña más que hablar con su autor, porque el autor, en el libro, sólo ha puesto sus mejores pensamientos (René Descartes).

Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído (Jorge Luis Borges).

Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro (Groucho Marx).

***

samedi 28 juillet 2007

+ LA LITERATURA Y LAS GUERRAS

***

Pretendemos referirnos a una categoría especial de periodistas: los corresponsales de guerra. Los primeros corresponsales de guerra en sentido estricto de que se tiene noticia escrita son los autores griegos Tucídides —con su Historia de la Guerra del Peloponeso—, que es una crónica de guerra, en la que además participó activamente; y Jenofonte, que en su relato o crónica Anábasis, nos cuenta las peripecias que sufrió la Expedición de los Diez Mil en su viaje a Persia, a la que se unió en ayuda al rey Ciro, obra que consultaría tiempo después Alejandro Magno en su invasión del territorio persa.

Hay casos muy llamativos de autores que han sido antes que escritores, a la par o después, corresponsales de guerra, algunos con participación activa en los frentes correspondientes, acompañado de su esposa alguno y todos con ideas claramente socialistas, sobre todo en la guerra civil española.

Vamos a tratar, pues, hoy de algunos de los escritores-corresponsales de guerra que participaron escribiendo información de guerra para periódicos y revistas en diferentes conflictos.

Hay algunos casos muy conocidos. Uno de ellos es el de Ernest Hemingway, que participó como corresponsal en la guerra civil española trabajando para sesenta periódicos y revistas norteamericanas, junto a su tercera esposa, también periodista, Martha Gellhom, que escribía sus crónicas de guerra de forma más cercana, más realista —lo cual no le perdonó nunca su esposo—, en tanto que Hemingway, al parecer, salpicaba las suyas a veces con algunas pinceladas fantasiosas. Escribió entonces la novela ¿Por quién doblan las campanas?, cuya trama se desarrolla durante la contienda y que ha sido llevada al cine, en que curiosamente uno de los personajes es Kárkov, de quien Hemingway dice ‘En aquel momento era uno de los tres hombres más importantes de España’. Kárkov es el trasunto de un corresponsal real de guerra soviético, hombre de confianza de Stalin, de nombre Mijail Koltsov, extremadamente poderoso en aquellos años.

Koltsov, destacado periodista de Pravda escribió Diario de la guerra española, de gran valor testimonial a pesar de su carácter propagandístico.

John dos Passos, al que nos hemos referido de pasada en ‘Literatura y periodismo’, coincidió con Hemingway durante la guerra española para colaborar en el guión del documental La tierra española, pero al conocer la desaparición de un amigo español y traductor de su obra, presuntamente a manos de los servicios secretos soviéticos, rompió definitivamente con la ideología comunista.

George Orwell, seudónimo de Eric Arthur Blair (George por el patrón de Inglaterra y Orwell por el río del mismo nombre), cuyas obras más conocidas son Rebelión en la granja y 1984, se afilió como miliciano en el POUM en 1936 —Partido Obrero de Unificación Marxista—. Escribió a raíz de ello Homenaje a Cataluña, en donde describe su admiración por la organización de los anarquistas revolucionarios catalanes. Escribió para la revista New English Weekly.

Al comenzar la guerra, en 1936, André Malraux, se pone a disposición del gobierno de la República española y alcanza el grado coronel del cuerpo aéreo llegando a dirigir la escuadrilla España. Meses antes había estado en España como delegado de la Asociación Internacional de Defensa de la Cultura. A partir de su experiencia escribió La esperanza, novela en que se describe la lucha de ideales que surgió en España por la contienda civil. Filmó la película Sierra de Teruel, con guión escrito en colaboración con Max Aub, que narra algunos combates de la escuadrilla.

Por no extendernos demasiado, abreviaremos diciendo que también intervinieron en la guerra española como corresponsales: Antoine de Saint-Éxupery, George L. Steer, Indro Montanelli y otros. Me interesa resaltar la intervención del periodista Harold Kim Philby, espía pro-soviético, que escribía unas crónicas tan del agrado del bando rebelde nacional que engañó a todo el mundo y fue condecorado por el general Franco.

Hemos tratado hasta ahora de los corresponsales en la guerra española, pero, ¿y los de otras guerras? Mencionaremos algunos que me han llamado la atención siempre.

Ernie Pyle ha sido según algunos entendidos el corresponsal de guerra más leído. Desarrolló su labor principalmente durante la Segunda Guerra mundial y escribió más de 700.000 palabras en primera línea de fuego, terminando su misión en el Pacífico, con la invasión de los marines USA en Iwo Jima, donde encontró la muerte a manos de un francotirador.

Otro caso que siempre me ha atraído ha sido el de Ambrose Bierce, estadounidense, del que hablamos en nuestro artículo ‘La Literatura y los diccionarios’, que era un escritor consagrado y periodista cuando, con 71 años de edad, cruzó la frontera de EEUU. hacia México, uniéndose a las tropas revolucionarias de Pancho Villa y perdiéndose su pista para siempre. En dicho artículo nos referimos a algunas de sus obras.

Su vida ha sido llevada al cine con el título de Rojos, una de sus obras. Fue el periodista estadounidense John Silas Reed (nuestro artículo ‘Literatura y Periodismo’). Escribió para el Metropolitan Magazine como corresponsal de guerra en la revolución mexicana y en su obra más famosa, Diez días que estremecieron al mundo, nos da cuenta de los acontecimientos que rodearon a la revolución bolchevique, que vivió directamente.

También en España hemos tenido excelentes corresponsales de guerra, muy vinculados a la literatura, que han cubierto numerosos conflictos bélicos. Citaremos, entre otros, Alberto Vázquez-Figueroa, Arturo Pérez Reverte, Manuel Leguineche, Alfonso Rojo,… y, entre otras, Carmen Sarmiento, Maruja Torres, Nuria Varela,… Todos, ellas y ellos, son además escritores, algunos muy leídos.

***

jeudi 26 juillet 2007

+ LOS CUENTOS CERVANTINOS

***

Desde hace unos años he advertido que siguen surgiendo excelentes cuentistas en España. Mi impresión de que en general el gran público no es muy conocedor de la tradición cuentística que ha existido en nuestro país la he visto confirmada en diferentes ocasiones. España ha contado con numerosos cuentistas (o cuenteros, como se les conoce en Hispanoamérica) desde épocas pasadas. Realicemos un breve repaso temporal a este género español.

En el siglo XIX practicaron el cuento los siguientes autores: Emilia Pardo Bazán, Juan Valera, Leopoldo Alas ‘Clarín’,...

En el siglo XX: Pío Baroja, Francisco de Ayala (tiene a la fecha 101 años), Camilo José Cela, Miguel Delibes, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite, Ignacio Aldecoa, Medardo Fraile, Juan Eduardo Zúñiga,…

Y ya en nuestros días: Soledad Puértolas, José María Merino, Bernardo Atxaga, Quim Monzó, Manuel Rivas, Sergi Pamiès, Cristina Cerrada, Andrés Neuman,…

Hay cuentistas que se encuentran a caballo entre los siglos XIX-XX y XX-XXI. Seguramente se me olvidan algunos. Perdón.

En ocasiones he pensado que muchos de estos autores no son quizás demasiado conocidos en España como cuentistas, en tanto que tienen más cartel, un bien ganado cartel evidentemente, autores europeos e hispanoamericanos (Chejov, Borges, Cortázar, Bioy Casares, Juan Rulfo, etc.), muy leídos en nuestro país.

La nómina de cuentistas citada da para horas de buena y gozosa lectura, pero en raras ocasiones he oído mencionar al Cervantes cuentista a buenos lectores tradicionales. La explicación puede deberse a que no son demasiadas las personas que han leído El Quijote completo, si bien hay que reconocer que es una novela extensísima. Existen múltiples ediciones lógicamente. La que poseo actualmente es de Editorial Edaf, edición bolsillo, año 1989, y tiene 1.002 páginas. Es una novela monumental en verdad en todos los sentidos y hay que atreverse a leerla.

Incorpora desde el ensayo histórico sobre la época dorada de España, hasta relatos o cuentos, pasando por la novela de enredo, la crónica costumbrista, la crítica literaria, la inclusión de personajes reales (Ariosto y Garcilaso), con la que Cervantes se erige en predecesor del teatro de Luigi Pirandello (Seis personajes en busca de autor), ya que en la novela cervantina el autor los lleva al diálogo de la calle y de la vida. Al que quiera profundizar más en los géneros que contiene la obra cumbre de Cervantes, le remito a los numerosos estudios especializados existentes.

Pretendemos en este pequeño artículo destacar al Cervantes cuentista, que lo era ya en el siglo XVI, con cuentos incluidos en El Quijote. Algunos de estos cuentos, sin pretender ser exhaustivos, son:

La pastora Marcela
(Parte I: XII a XIV)

El curioso impertinente
(Parte I: XXXIII a XXXV)

El cautivo
(Parte I: XXXVII a XLI)

Historia de Leandra
(Parte I: LI)

Los amores de Basilio y Quiteria
(Parte II: XIX a XXI)

Los dos regidores
(Parte II: XXV)

La aventura del morisco Ricote y su hermosa hija
(Parte II: LIV, LXIII, LXV)

El retablo de maese Pérez
(Parte II: XXV y XXVI).

El lector que tenga interés por estos cuentos puede leerlos recopilados en ‘Miguel de Cervantes – Los cuentos del Quijote’, Ediciones Siruela, 2005, con prólogo de Andrés Trapiello.

***

mardi 24 juillet 2007

+ LA LITERATURA Y LA CRÍTICA

***

Este tema fue propuesto a modo de reflexión sobre el asunto por Raúl Luceño en un artículo titulado ‘Crítica a la crítica’ en Narrador.es, en que hacía referencia a la poca utilización de la sección de ‘Crítica’ existente en el blog, preguntándose si la crítica no puede ser a la vez criticada. Recibió numerosos y variados comentarios con opiniones de lectores, entre ellos los míos. Sí, la crítica puede ser a su vez criticada, pero, ¿qué es la crítica literaria seria?

Trataré de ordenar en este artículo de modo más sistemático mis ideas sobre la materia respecto de mis comentarios mencionados más arriba, siempre desde la más estricta experiencia personal. He realizado algunas críticas de novelas, relatos y cuentos como aficionado, llegando inclusive a enviar a Narrador.es varias de ellas bajo el nombre de MIS LECTURAS -1 (y sucesivas), que espero sean publicadas en la web. Se trata de reseñas y comentarios a obras recién leídas por mí, con pretensiones de ser críticas literarias serias y objetivas, preferentemente de autores jóvenes españoles en su mayoría, con la esperanza de que puedan servir de orientación al aficionado a la lectura literaria.

Entiendo que crítica literaria es aquella que es capaz de poner en palabras lo que pensamos y sentimos al leer una obra. El escritor de una novela, relato o cuento convierte en lenguaje su experiencia (una emoción, una aventura,…) y el crítico utiliza el lenguaje para contar la experiencia que le ha dejado la lectura de la obra.

El buen crítico debe perseguir una función pedagógica, ser guía para los lectores, ser un lector cargado de lecturas, pero un lector en alerta y con la sensibilidad aguda, que es un estado de gracia, un nirvana, difícil de alcanzar, ya que la frontera entre lector y crítico es invisible.

Toda crítica debiera no ser subjetiva, pero lo es por múltiples razones (intereses económicos de las editoriales, grupos de presión, modas temporales, etc.). La meta deseable sería la objetividad. No se debe perder de vista que siempre hay nuevas lecturas posibles de una obra. El crítico debe ser un hombre de su época y participar de los ideales estéticos, sociales y filosóficos de su tiempo. Está en constante fase de aprendizaje.

Para conseguir ser un buen crítico hay que haber sido antes un buen lector, con bastantes lecturas a las espaldas. Cualquiera que haya recorrido ese camino como lector y sepa transmitir lo que ha leído, lo que ha querido decirnos el autor, que haya captado el mensaje de la obra, puede ser crítico, con más o menos experiencia en la materia. No hace falta ser un experto en Literatura. No existe nadie que conozca o sepa dilucidar cúanto hay que saber acerca de Literatura —con mayúsculas— para ser un crítico serio y eficaz.

España ha sido un país con una notable tradición en el mundo de la crítica y lo sigue siendo, con un recorrido importante en este género. En el Renacimiento la ejerció de forma ocasional Cristóbal de Castillejos. En nuestro Siglo de Oro, Miguel de Cervantes fue crítico en sus obras, principalmente en El Quijote (compendio de muchos géneros: novela realista, crítica literaria, cuento, etc.). Lope de Vega y Luis de Góngora, éste en sus sátiras, también se convirtieron en notables críticos.

Posteriormente, otros críticos objetivos y destacados fueron Blanco White y Leandro Fernández de Moratín, entre algunos otros.

En el siglo XIX destacaron Leopoldo Alas ‘Clarín’ y Menéndez Pelayo, éste con un gusto muy clasicista y de interpretación católica y tradicionalista.

En el siglo XX: Azorín, Unamuno, Menéndez Pidal. De la denominada Generación del 98: Eugenio d’Ors, Pérez de Ayala, Américo Castro, Juan R. Jiménez, Ortega y Gasset, etc. Y en la del 27 hemos tenido grandes maestros de la crítica, entre otros, nombres tan ilustres como los de Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Dámaso Alonso,…

Y finalmente, hoy contamos con críticos prestigiosos, de los que quiero resaltar a Antonio L. de Villena, García Martín, Rafael Conde, Luis Suñén, Miguel García Posada,…

No quisiera omitir a revistas (Ínsula, Revista de Libros,…) y suplementos semanales de rotativos nacionales que ejercen asimismo la crítica literaria (El Cultural, Cultural, ABCD, Babelia,..) por considerarlo de estricta justicia.

Entiendo que aquí han quedado contestadas de forma más amplia las preguntas que se hacía y nos formulaba Raúl en su artículo citado al principio.

***

dimanche 22 juillet 2007

+ REVISTAS DE HUMOR

***

En los últimos días ha dado mucho que hablar la decisión del juez Juan del Olmo de ordenar el secuestro judicial de la revista de humor El Jueves por la caricatura erótica aparecida en su número del día 19-07-2007, noticia comentada por Mario Alfageme en http://www.narrador.es, y criticada ampliamente —la decisión judicial se entiende— por un amplio sector popular, por recordar tiempos pasados de privación de la libertad de expresión en la prensa escrita, de épocas de mordazas y de tribunales de censura.

Este desafortunado episodio me ha traído a la memoria la etapa en que existían en nuestro país revistas de humor satírico, tales como La Codorniz, El Papus, Hermano Lobo, Barrabás, Por Favor, La Cabra, DDT, etc., o en la anterior en que no existía aún ninguna y los periódicos nacionales editaban viñetas procedentes de revistas internacionales como Punch, MAD, Charlie Hebdo, The New Yorker, Le canard enchaîné, etc.

Todas debieron soportar dificultades de rechazo, persecución, multas, apercibimientos y suspensiones y se vieron obligadas a cerrar, como ocurre con este tipo de revistas, en toda época, por falta de lectores. Una pena…

Muchas de esas publicaciones revestían méritos para haber seguido subsistiendo, pero poco a poco fueron languideciendo y nos dejaron. Recuerdo con especial cariño, quizás por razones de edad entonces, La Codorniz, sobre todo en la etapa en que fue su director Alvaro de la Iglesia. Como se sabe, la revista fue fundada por Miguel Mihura y estuvo activa desde 1941 a 1978 y tuvo colaboradores tan ilustres como Mingote, Chumy Chúmez, Máximo, Serafín, Perich, Borges, etc.

Se autoproclamaba ‘La revista más audaz para el hombre más inteligente’ y posteriormente añadió el eslogan ‘Decano de la prensa humorística’.

La Codorniz, vigilada siempre muy de cerca por los censores públicos, aprendió a jugar con la censura, a saber burlarla. Se tomaba el mundo a cachondeo. De todos modos fue suspendida su edición en varias ocasiones. Recuerdo algunas anécdotas sueltas a este respecto y otras que gustaron de forma llamativa. Vamos a referirnos a algunas:

Parte meteorológico: ‘Reina un fresco general procedente de Galicia’ (en alusión al general Franco, dictador y gallego). Es una anécdota muy popular, pero al parecer nunca se publicó porque a nadie se le ocurrió el chiste (!?).

Como se esperaba a cada edición ver prohibida su publicación, se hizo famosa: ‘Sillines es a sillones /como cojines es a X / ya sabemos que por esto nos cerrarán la edición / pero nos importa 2X’.

En una página, un dibujo de una pierna, con la inscripción: ‘Pierna de Marilyn valorada en 500.000 pesetas’. En la página siguiente otra pierna, con la leyenda: ‘La otra pierna de Marilyn valorada en 500.000 pesetas. Vaya tesoro tiene esta mujer entre las dos piernas’.

Una historia sin palabras: Aparece una ilustración de la torre de Pisa y al pie una señora imponente en traje de baño (la torre de Pisa no estaba inclinada, estaba erecta).

Al gobierno español de la época se le presentó un grave problema diplomático con ocasión de la visita de la princesa Soraya a España, tras ser repudiada por el Sha de Persia por no poder tener hijos. Fue acompañada en su visita a Madrid por la hija del general Franco, la marquesa de Villaverde. La Codorniz publicó en portada el dibujo de un baratillo de compraventa (que en la capital llaman chamarilería) con el rótulo ‘Chamarilería de Villaverde’ (Villaverde es un barrio populoso de Madrid) y un cartel colgado que decía: ‘Se cambia marquesina vieja por persiana de segunda mano’. Obviamente La Codorniz fue multada y cerrada.

Y ahora el secuestro judicial de El Jueves.

¿No ha cambiado nada en España desde la muerte del dictador?

***

jeudi 19 juillet 2007

+ Y DE LA CULTURA, ¿QUÉ?

***

Desalentado, leo en El Cultural, en un artículo firmado por Luis María Ansón, que “España es hoy económicamente una de las quince primeras potencias del mundo. Culturalmente figura en el top ten. Y como cabeza natural del mundo hispanoamericano, con 400 millones de hispanohablantes, se encuentra entre las tres grandes potencias culturales del mundo". Y añade que ningún Presidente del Gobierno español, incluido el actual, ha tenido conciencia del sentido profundo de la cultura en la vida de los pueblos.

“El Ministerio de Cultura ha estado siempre politizado y los Presupuestos Generales del Estado, pagados por todos los españoles, se dedicaron a la anécdota, la ligereza, la superficialidad. Una catástrofe”.

Los regímenes comunistas y, en menor medida, claro, las democracias, han abusado de la manipulación cultural y “ahí está la farsa del Premio Cervantes, como botón de muestra" —continúa el artículo—.

Esto ha sido así y de este modo lo confirman los sucesivos retoques a la baja que ha sufrido todos los años el dinero dedicado a la Cultura con mayúsculas (cine, teatro, literatura, etc., etc.).

De esto se salva —continúa Ansón— algunas entidades privadas (Cajas, Bancos, Fundaciones,…) que pusieron al servicio de la cultura iberoamericana su dinero en inteligentes operaciones de difusión.

***

dimanche 15 juillet 2007

+ LITERATURA Y NAVIDAD

***

Navidad es una fiesta alegre para algunos, nostálgica y más bien tristona para otros porque recuerdan a seres queridos que les dejaron, una conmemoración religiosa en nuestros tiempos para los menos y de jolgorio con días de asueto para los estudiantes, sobre todo los más jóvenes y, en general, una fiesta muy familiar y hogareña aunque estas últimas notas se van diluyendo con el transcurso del tiempo.

Hay novelas en que se dan situaciones y acciones que ocurren durante Navidad o el núcleo de la narración se inspira en tal festividad, pero queremos referirnos a relatos que tienen como centro de la trama la Navidad en particular y esto ocurre casi de forma exclusiva en el cuento. Vamos a hablar de cuentos navideños. Curiosamente muchos tienen el mismo título: ‘Cuento de Navidad’.

***

Cuento de Navidad, de Guy de Maupassant.

El doctor Bonenfantes forzaba su memoria, murmurando:
—¿Un recuerdo de Navidad?...¿Un recuerdo de Navidad?
Y, de pronto, exclamó:
—Sí, tengo uno, y por cierto muy extraño. Es una historia fantástica, ¡un milagro! Sí, señoras, un milagro de Nochebuena.

Es la historia de una mujer, la del herrero que encuentra un huevo de gallina en medio de una nevada. Al comer el huevo, la señora es presa de convulsiones y temblores, quedando con la apariencia de una endemoniada. Al final es curada al parecer ante la contemplación de las fulgurantes irradiaciones de la custodia de oro en la iglesia del pueblo.

Un cuento muy en la línea de este autor, que trata en sus cuentos muchos hechos misteriosos.

***

Cuento de Navidad, de Ray Bradbury.

El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados.

El niño no había podido embarcar en la nave con su arbolito de Navidad y luces de colores, pero sus padres le tenían preparada una sorpresa en el espacio. Es un cuento maravilloso.

***

Cuento de Navidad, de Vladimir Novokov.

Se hizo el silencio. La luz de la lámpara iluminaba despiadadamente el rostro mofletudo del joven Anton Golïy, vestido con la tradicional blusa rusa campesina abotonada a un lado bajo su chaqueta negra, quien, nervioso y sin mirar a nadie, se disponía a recoger del suelo las páginas de su manuscrito que había desperdigado aquí y allá mientras leía. Su mentor, el crítico de Realidad Roja, miraba el suelo mientras se palpaba los bolsillos buscando una cerilla. También el escritor Novodvortsev guardaba silencio, pero el suyo era un silencio distinto, venerable.


Todo nervioso, pero nervioso con la excitación del triunfo, sintiendo que había encontrado la clave única y necesaria, que iba a componer algo exquisito, que iba a describir como nadie lo había hecho antes la colisión de dos clases, de dos mundos, empezó a escribir. Escribió acerca del árbol opulento en el escaparate descaradamente iluminado y del trabajador hambriento, víctima del paro, mirando aquel árbol con mirada severa y sombría.

Un joven aprendiz de escritor lee su primera narración ante su mentor, crítico literario, y uno veterano. El crítico calla, el escritor ya conocido pone algunas trabas a la obra del principiante. El crítico, en silencio, finalmente sugiere que para un principiante un cuento de Navidad sería un inicio adecuado y da algunas ideas, que finalmente, tras una lucha esforzada porque la inspiración se resiste a llegar, aprovecha el escritor consagrado, Novodyortsev, ‘robando’ la idea destinada a otro. Este es el comienzo:

El insolente árbol de Navidad —escribió Novodyortsev— ardía con todos y cada uno de los colores del arco iris.

***

Cuento de Navidad (o Canción de Navidad), de Charles Dickens.

El relato cuenta cómo una persona mala y huraña puede cambiar su actitud durante la Navidad. Comienza así:

Marley estaba muerto, eso para empezar. No cabe la menor duda al respecto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento. También Scrooge había firmado, y la firma de Scrooge, de reconocida solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel en que apareciera. El viejo Marley estaba tan muerto como el clavo de una puerta.


***

Vanka, de Anton Chejov.

Es un precioso y tierno cuento de Navidad, en el que un pequeño de nueve años, aprendiz de zapatero en Moscú, pobre y que lleva una vida mísera, se dirige por carta a su abuelo para que venga a por él.

Mi querido abuelito Konstantin Makarich: Te mando esta carta. Te felicito por la fiesta de Navidad y te deseo todo lo bueno que pueda darte Nuestro Señor. No tengo padre ni mamita. No me queda nadie más que tú.
Ayer me gané un castigo. El amo me sacó al patio, tirándome del pelo, y me golpeó….

***

Hay muchos más cuentos que tienen como título la palabra Navidad y numerosos escritores que han escrito narraciones sobre el tema. Otros son:

Un árbol de Noel y una boda, de Fiodor Dostoyevski.
Un recuerdo navideño, de Truman Capote.
El cuento de Navidad de Auggie Wren, de Paul Auster.

Y aunque España no ha sido en el pasado un país con tanta tradición cuentística como algunos europeos o hispanoamericanos, ha habido novelistas y poetas que sí lo han practicado: la Pardo Bazán, Valle-Inclán, Galdós, Bécquer, Leopoldo Alas 'Clarín', etc. Nos referimos evidentemente a cuentos o relatos en que la Navidad está presente.

***

jeudi 12 juillet 2007

+ LITERATURA, ESCRITORES Y CONSEJOS

***

En mis paseos por diferentes webs literarias y blogs dedicados al mismo menester, he presenciado la afición de numerosas personas de todas las edades a la escritura, muchas de ellas transitando por terrenos de lo que se conoce por escritura creativa, bajo la forma de relatos o cuentos cortos principalmente. La mayoría lo hace como una actividad lúdica, sin ninguna pretensión ajena a ello. He sido testigo en ocasiones de situaciones en que los más veteranos o aventajados en estas lides aconsejan a los principiantes con recomendaciones de buena voluntad, casi siempre a petición de estos últimos. La experiencia propia en cualquier actividad en la vida no puede ser transmitida a otra persona por arte de birlibirloque, tampoco en la literaria, pero es bueno, es recomendable, conocer qué opinan los escritores que ya han recorrido un camino, aunque 'uno sólo hace camino al andar…'

No obstante, son muchos los consejos y recomendaciones que han dado los autores consagrados a autores noveles, que casi siempre forman parte de la técnica o arte de escribir, que se va adquiriendo lentamente.

Este tipo de pautas a tener en cuenta depende en gran medida del género que se practique: relato corto, cuento, artículo, etc.

Me ha interesado siempre esta faceta de los escritores y me agradaría compartirla con los posibles lectores. Veamos algunos casos:

Gianni Rodari, en su Gramática de la fantasía (Introducción al arte de inventar historias), nos da una serie de métodos y sistemas para el fomento de la imaginación y la creatividad, tales como el binomio fantástico, consistente en elaborar una lista de palabras que no tengan ninguna relación entre sí, tomar dos y comenzar a escribir una historia con ellas.

***

Hay excelentes ejemplos de este método. Uno es el de las palabras ‘oso’ y ‘cañerías’, utilizado por Julio Cortázar en su cuento Discurso del oso, que comienza:

"Soy el oso de las cañerías de la casa, subo por los caños en las horas de silencio, los tubos de agua caliente, de la calefacción, del aire fresco, voy por los tubos de departamento en departamento y soy el oso que va por las cañerías..."

***

Otro lo formó García Márquez con las palabras ‘hielo’ y ‘fusilamiento’, que en alguna ocasión ha confesado al ser preguntado que tuvo durante unos veinte años en mente. Como se sabe, Cien años de soledad, comienza así: ‘Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo’.

***

Pero el que más me ha llamado la atención siempre, pleno de imaginación, ha sido el binomio RED y MANOS, sin ninguna relación aparente entre sí, palabras de las que se sirvió Bernardo Atxaga (seudónimo de Joseba Irazu), reputado narrador vasco, al explicarnos cómo actuar Para escribir un cuento en cinco minutos, capítulo de su libro de cuentos Obabakoak, en el que inicia la narración del cuento creado de la siguiente forma sorprendente: ‘Sí, me cubrí el rostro con esta tupida red el día en que se me quemaron las manos.’. Comienzo sumamente llamativo, que atrapa.

***

Edgar Allan Poe, en su Método de composición, en que nos explica la génesis de la construcción de su relato El cuervo nos comenta, entre otras cuestiones, que cualquier plan que uno elabore para contar una historia deberá haber sido trazado ‘con vistas al desenlace’. Recomienda ‘tener presente el efecto que se quiere causar, sin perder nunca de vista la originalidad’.

***

Horacio Quiroga, cuentista uruguayo, que vivió largo tiempo en Argentina, cuya figura va cobrando fuerza con el transcurso del tiempo, del que tratamos en nuestro artículo Literatura y suicidio, en su Manual de perfecto cuentista, resalta que 'para comenzar una historia se necesita, en el noventa y nueve por ciento de los casos, saber a dónde se va’. Y añade como consejos: ‘Cree en un maestro. Resiste cuanto puedas a la imitación. No adjetives sin necesidad. No abuses del lector. No escribas bajo el imperio de la emoción, ni pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que causará tu historia.’.

***

Borges y Bioy Casares, nos dan consejos muy en la línea de la excelente cuentística argentina, de bien ganada reputación. Y así nos recomiendan evitar, entre otras, las siguientes cuestiones: ‘Las metáforas en general y, en particular, las visuales y más las agrícolas, las bancarias, las navales. Todo aquello que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.’ Estos consejos, como se ve, están escritos con auténtico sentido del humor. Siguen Borges y Casares: ‘Evitar el recurso a juegos extravagantes con el tiempo y el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.’. Recuérdese a este respecto el uso que hace Borges de estos elementos en El Aleph.

***

O sea, que habrá de colegirse, en definitiva, que la mejor norma a seguir es no seguir ninguna o seguir sólo las propias. Hay, no obstante, una regla muy eficaz para aprender a mejor escribir: leer bastante. Todos los grandes escritores han sido, antes que escritores, grandes lectores o a la par.

***

Vargas Llosa en Cartas a un joven novelista afirma: ‘Todos los grandes escritores fueron al principio escribidores aprendices. La invención químicamente pura no existe en el dominio literario. Toda novela (narración) es una mentira que se hace pasar por verdad y hay que utilizar la persuasión como las técnicas de ilusionismo y prestidigitación. Y… Y…’.

***

Podríamos seguir con consejos de Pío Baroja, Chejov, Hemingway, Katherine Mansfield, Sherwood Anderson, Virginia Woolf, etc., pero no acabaríamos nunca…

***

+ MIS LECTURAS - 8

***

ACABO DE LEER:

Un clavo en el corazón, Paulo José Miranda (Portugal, 1965). Editorial Periférica, 2007. Edición cuidada y bien presentada, en grueso papel de calidad.

***

La trama de la novela es una larga carta dirigida por Tiago da Silva Pereira a su amigo Cesário Verde, conocido poeta portugués que moriría de tuberculosis en 1886 con poco más de treinta años.

Es un libro profundo que ignoro si gustará a todos los lectores. Quizás más a los poetas. Es una larga carta que habla sobre casi todo, pero de casi nada de lo que le pedía su amigo (sobre sus poemas). El autor de la carta tiene una sólida base filosófica, tanta como para citarnos con intención las teorías de Platón, Aristóteles, Nietzche, decantándose claramente por las escuelas filosóficas griega y alemana sobre otras, influenciado quizás por sus conocimientos de buen nivel de ambas lenguas. Se enzarza en argumentos filosóficos sobre la Sabiduría y la Belleza y el Arte y la Vida y la Muerte y la Soledad y la Metafísica y la Moral y la Poesía… Se advierte en Silva, el protagonista principal de la novela, a un hombre culto, buen conocedor de la literatura de su país, poesía fundamentalmente, que como todo buen filósofo sabe esgrimir razones que conoce son de peso para ‘aclarar’ situaciones, símbolos, estilo poético, en definitiva, toda la dinámica del proceso creativo.

Es indudable que Silva es escritor, o merecería serlo, porque su larga epístola es una carta literaria, bella, aunque en ella se presente como lector y a su amigo, destinatario, como persona antes que poeta. Poeta y lector. Lector y escritor, una simbiosis permanente, sin la cual la Literatura, la novela, el cuento, el relato, no tendrían razón de ser.

Tiene muchas perlas la carta. Algunas:

‘Leer, Cesário mío, leer es lo que me queda, y no es poco si lo sé hacer. No me cansaré de repetir, antes un buen lector que un mal poeta o un mal traductor.’

‘Lo que un hombre común llama amor, no pasa de ser un contrato miedoso firmado con el otro a causa de la soledad. Y la soledad conduce al poeta mucho más lejos que a cualquier otro, lo lleva a la realidad.’.

‘Con la palabra vida los griegos fueron más exigentes, les condujo a la contemplación y al sentido común, el término medio o la justa medida’.

‘A las mujeres no les gustan los hombres, los utilizan para gustarse a sí mismas. La mujer no desea el amor de un hombre, sino devorar su ser’. (Hay que entender que esto lo dice dirigiéndose a su buen amigo poeta que está perdidamente enamorado de la hermana del emisor de la carta, no viéndose correspondido por aquélla, por lo que cabe deducir que está ‘consolando’ al amigo).

‘En el fondo, vistas de cerca, por dentro, todas las mujeres son diosas arrugadas, y todos los hombres que les dan el brazo, vanidosos.’.

‘Leer un libro conduce a dos muertes: la del final del tiempo que tardé en leerlo, el final del tiempo que el autor tardó en escribirlo’.

Tanto el autor como el destinatario de la carta viven hacia finales del siglo XIX, en una época en que el Romanticismo acaba de pasar (se desarrolló fundamentalmente durante la primera mitad del siglo XIX), pero todavía les llegan ramalazos de ese movimiento cultural y político. Debido a su concepción filosófica del mundo el autor de la misiva rechaza ‘la pasión por la muerte y el exagerado fervor religioso de los románticos’, inclinándose claramente por el Realismo, ya de actualidad en sus días (movimiento que tuvo su desarrollo en la segunda mitad del siglo XIX).

Es un buen libro, sin duda, con el que disfrutas leyendo, pero que veo quizás excesivamente profundo para el lector medio que me temo preferirá otro tipo de novela o relato. Me ha recordado, también por su forma epistolar, el libro ‘Desde mi celda – Cartas literarias’, de Gustavo Adolfo Bécquer, nueve cartas escritas sobre las mismas fechas que la que es objeto de este libro que estamos comentando, dirigidas a amigos desde el monasterio de Veruela, más literarias y menos filosóficas que la de Tiago da Silva a su amigo poeta.

***

LEERÉ PRÓXIMAMENTE:

Caso Karen, José Ángel Mañas (Madrid, 1971) y
La otra ciudad, de Pablo Aranda (Málaga, 1968).
La higuera, de Ramiro Pinilla (Bilbao, 1923).
Alianzas duraderas, de Cristina Cerrada (Madrid, 1970).

***

samedi 7 juillet 2007

+ MIS LECTURAS - 7

***

ACABO DE LEER:

La ciudad en invierno, de Elvira Navarro (Huelva, 1978). Ediciones Caballo de Troya, 2007.

***

La autora se licenció en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Ganó en 2004 el Certamen de Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Madrid y desde 2005 disfruta de una beca del Ayuntamiento de Madrid y la Residencia de Estudiantes que le permite disfrutar de tiempo para escribir.

Para el lector curioso es posible que resulte ilustrativo saber que la onubense ha sido elegida Nuevo Talento FNAC de Literatura. La FNAC es el primer distribuidor europeo de productos de ocio cultural de calidad.

***

La ciudad en invierno me ha sorprendido gratamente. Ha sido una sorpresa mayúscula. Sorprenderá asimismo a otros lectores. Y más sabiendo que es la primera publicación de la autora. Es una novela corta escrita de forma valiente, con una prosa seria, sobria.

Está compuesta por cuatro estampas narrativas que forman una unidad, pero que pueden leerse separadamente. Narra el paso por la vida de una niña desde los ocho años más o menos hasta su primera adolescencia.

La primera parte de la narración es la historia de un rencor infantil, de una niña de unos ocho años, con el que juguetea y actúa agresiva y siniestramente contra una tía. En la segunda nos sorprende la escritora con una narración osada y cruda, con todos los ingredientes de una historia pornográfica de adolescentes de doce años, en que la protagonista, Clara, hace uso externo de la violencia de su cuerpo, arrastrando a amigas de su misma edad. En la tercera parte, en que se siente cada vez más alejada anímicamente de sus padres, asistimos a la búsqueda en sueños y en la vida real por la protagonista, transitando por la ciudad, por cauces secos de ríos, por arboledas de las afueras de la ciudad en invierno, de su violador, hasta encontrarle. Y en la cuarta y última, Clara, ya con catorce años, nace a un amor que rechaza, del que se burla, un amor surgido quizás tardíamente para ella.

Este libro anuncia la aparición de una escritora con un futuro prometedor dentro del mundo de las letras hispanas, a la que merecerá la pena seguir.

***

HE EMPEZADO A LEER:

Aunque anuncié en MIS LECTURAS - 6 el comienzo de Caso Karen, de José Angel Mañas, he intercalado antes La ciudad en invierno.

Y he comenzado a leer, también intercalada, Un clavo en el corazón, de Paulo José Miranda (Portugal, 1965), de la que un amigo entendido me ha confesado que es ‘una larga reflexión sobre el proceso creativo, en que se dice por ejemplo: antes un buen lector que un mal poeta.’.

Y ha despertado mi curiosidad de buen lector.

***

Ya os contaré.

***

mardi 3 juillet 2007

+ MIS LECTURAS - 6

***

ACABO DE LEER:

Podría hacerte daño, de Luisa Castro (Foz, Lugo, 1966). XVI Premio de Narrativa Torrente Ballester. Ediciones del Viento, S.L., 2005.

***

En la última novela de Luisa Castro, La segunda mujer, ganadora del Premio Biblioteca Breve 2006, que tengo en mi poder para leer, hay quienes han querido ver en la historia de amor entre Julia, una joven escritora de 25 años que comienza a triunfar, de origen humilde, y Gaspar, un hombre de 57 años, un probable trasunto de lo que ha vivido la autora en su vida real.

Luisa Castro se ha encargado de aclarar que la novela narra un amor entre personas de diferente edad, de distinta procedencia social y educación, circunstancias que marcan grandemente el desarrollo de sus vidas, simplemente.

***

Podría hacerte daño es una colección de veinte relatos o cuentos cortos en los que encuentras amor, misterio, violencia, crueldad, etc., y que lees con sumo interés porque, con comienzos que te parecen nimios e intrascendentes, los relatos te van ‘pillando’ hasta desembocar en no sospechas qué o dónde. Y el lector quiere saber.

Está escrita la colección con una prosa sencilla y clara, sin complicaciones, pero que nos hace recorrer terrenos de misterio e imaginación fecunda. Me ha gustado especialmente el cuento Cocodrilos (una naciente historia de amor entre una joven poeta de 26 años y un ‘cocodrilo’ (un hombre mayor de cincuenta años, como dice la protagonista), filósofo de profesión, que me ha hecho pensar (uno más que piensa lo mismo -¿cómo no?-) en la vida real de la escritora. Este tipo de relación suele ser frecuente en el mundo intelectual. Y suele ser frecuente también que los lectores quieran conocer datos personales y hasta privados sobre los autores, muy frecuente. Ésta ha sido una constante histórica. Me gustaron asimismo Un amor sobre ruedas, Un cartílago menos, Muertos, No es un regalo y todos los demás, todos los relatos.

Debo confesar que empecé a leer con curiosidad el libro y he terminando leyéndolo con verdadera avidez, casi devorándolo.

La primera vez que me interesé por ella leí que era una ‘anarquista’ (sustantivo/adjetivo que utilizó para hablar de Luisa Castro —supongo que cariñosamente— otro conocido cuentista y novelista gallego). Y me pregunté, ¿qué habrá querido decir con eso? Veamos, alguien que es escritora y es una anarquista… Acudamos a la R.A.E.: Anarquista, de anarquía: desconcierto, incoherencia, barullo. No, esto no es. Anarquista, de anarquismo: Doctrina que propugna la desaparición de… ¡Ya está! Escritora que respeta sólo sus propias normas, o ninguna, o las que le dicta su inteligencia, que escribe sobre temas imprevisibles, cualesquiera, dentro de una misma obra, que…, y que… Sí, esto me suena mejor. Me quedo con esto. Es una anarquista que me gusta. Seguiré leyéndola.

***

HE EMPEZADO A LEER:

Caso Karen, de José Ángel Mañas (Madrid, 1971). Fue finalista del Premio Nadal 1994 con Historias del Kronen, llevada al cine además.

Y La ciudad en invierno, novela corta, de Elvira Navarro (Huelva, 1978).

***

Ya os contaré.

***

lundi 2 juillet 2007

+ LITERATURA Y HUMOR

***

Hablar sobre este tema nos llevaría páginas y todos tenemos asumido que el espacio en un blog, en una página web cualquiera, es de suma importancia y hay que economizarlo. Tan es así que veo que los trabajos que se insertan en blogs tienen que poner su
su granito de arena sacrificando la sangría de rigor a principios de cada párrafo. El humor es un tema amplio y ha sido ampliamente tratado literatura, al igual que lo han sido otros como la soledad, el amor, el odio, el sacrificio, etc. Seré lo más preciso que pueda.

***

Han sido muchos los autores que han tratado el humor con acierto:

En la Antigüedad: Homero, Aristófanes, Menandro…

En la Edad Media: los que practicaron la sátira y las cantigas de escarnio y escritores como Geoffrey Chaucer, Juan Ruiz, arcipreste de Hita,…

En el Renacimiento: Cervantes, Lope de Vega en la comedia, Juan del Encina con sus bobos y Lope de Rueda con sus pasos, Tirso de Molina, Calderón, Quevedo en sus epigramas y sátiras, Shakespeare,…

En el siglo XVIII: Moliére, con una comicidad difícilmente traducible a otros idiomas; Voltaire, con un uso malicioso del humor irónico; Jonathan Swift y su humor negro; los fabulistas Iriarte y Samaniego; Leandro Fernández de Moratín con sus amplias sátiras,…

En el XIX: Dickens, Twain, Ambrose Bierce, Óscar Wilde, Palacio Valdés, Juan Valera, Leopoldo Alas,…

En el siglo XX, finalmente: Cecil Saint-Laurent, Pierre Daninos, Tom Sharpe, P.G. Wodehouse, Giovanni Guareschi (con don Camilo y don Pepone), W. Fernández Flores, Darío Fo, hermanos Álvarez Quintero, Arniches, Muñoz Seca, Gómez de la Serna,…

***

Ha habido novelas y relatos con los que he pasado ratos divertidos, con los que he llegado a reírme seriamente —permítaseme la figura—. Recuerdo con placer los siguientes títulos —es una elección muy personal—, algunos leídos hace ya tiempo. Por dejar aquí sólo una pincelada, hablaremos de:

CLOCHEMERLE, de Gabriel Chevallier (Plaza y Janes, 1964), escritor francés, clasificado como libro raro —difícil de encontrar— en alguna web de Internet. Con esta novela me reí, me sonreí, me lo pasé estupendamente. Está escrita con un humor satírico lúcido y transparente, en la línea de la mejor tradición francesa. Es una novela encantadora.

La acción transcurre en una aldea vitivinícola francesa llamada Clochemerle-en-Beaujolais y se narra en ella la confrontación titánica de fuerzas seglares y religiosas. La chispa comienza cuando el alcalde socialista decide la construcción de un edificio público como testimonio de los logros de su administración. El munícipe toma como modelo a la Roma antigua, famosa por dos cuestiones: higiene y edificios nobles. Decide por ello unir los dos conceptos en uno…ordenando construir un urinario público en el centro del pequeño pueblo, junto a la única iglesia de la aldea —con la Iglesia hemos topado, podría decirse—. Y por ahí se origina todo… Conservo la novela entre mis otros libros como un pequeño tesoro.

***

EL HOMBRE QUE COMPRÓ UN AUTOMÓVIL (Editorial Anaya), de Wenceslao Fernández Flores, periodista y escritor gallego, miembro de la Real Academia Española, escrita en la época idílica en que el coche estaba en sus comienzos. Es una novela que quizás cabría encuadrar como literatura menor, aunque esto es muy aleatorio. He visto a veces calificar por algunos la literatura de Raymond Carver, gran cuentista americano, como literatura menor. Bien es cierto que Fernández Flores no ocupa un lugar de privilegio en las letras hispanas.

A lo que vamos. La novela está escrita con fina ironía y un humor negro que provoca la sonrisa. El protagonista central de la narración es un auto y el autor debió de ejercer un poco de profeta, al igual que Julio Verne en muchas de sus obras, ya que la revolución del automóvil apenas había asomado la nariz por nuestras calles y eran prácticamente desconocidos términos como paso de cebra, embotellamiento, etc., y la moda de ‘mi coche mejor que el de mi vecino’ ni siquiera había comenzado.

Un simple botón de muestra puede ser el pasaje del libro en que se dan normas sobre cómo obtener el carnet de conducir:

‘Temo que se deje arrebatar usted demasiado por esta tendencia a aplastar criaturas. Siempre que usted atropelle a un chiquillo, diga que fue el chiquillo el que le atropelló a usted. Esta tesis hace tanta falta a un automovilista como los faros.’.

En resumen es una novela de humor absurdo próxima a Tiempos modernos, de Charles Chaplin.

***

EL CALAMAR OPTA POR SU TINTA (colección ‘El lado de la sombra’, 1962), de Adolfo Bioy Casares, novelista, ensayista y cuentista argentino, Premio Cervantes 1990. Se trata de un cuento. Siempre es un placer leer un cuento de este autor argentino por su prosa elegante, depurada y clasicista, que utiliza en sus historias grandes dosis de imaginación y temas muy diversos, dejándonos ese buen sabor que le dejan a uno los buenos cuentistas argentinos de tradición consolidada.

En esta historia Bioy Casares nos introduce en forma humorística en el tópico del visitante extraplanetario.

Otro día trataré en algún artículo sobre este excelente escritor argentino más en profundidad, junto al que ha parecido casi siempre su otro par en un binomio literario muy colaborador: Borges.

***

dimanche 1 juillet 2007

+ LITERATURA Y FOTOGRAFÍA

***

Siempre he visto colores en el cuarto oscuro. El cuarto oscuro no es un cuarto oscuro. Es un cuarto de colorín, colorado, como decían los cuentos que contaban las abuelas. En el cuarto oscuro he visto mezclas de rojos y verdes que originan amarillos. Y de verdes y azules que dan paso al cyan. Y de azules y rojos que me llevan al magenta. Y cuando cansado de inclinarme por un color u otro, quiero ser imparcial y formo un revoltijo y mezclo rojo, azul y verde en proporciones iguales veo una luz cegadora en su estado más puro: el color blanco.

Verde y azul. Fotografía nítida. Contraste y exposición adecuados. Bella historia de amor. Ella y él. Él y ella. Labios sensuales. Besos apasionados. Felicidad. Hermoso paisaje. El campo. Verdes. Más verdes. Esperanza. Azules dominantes. La playa. El mar. Pete Turner, fotógrafo, el mago del color. Barcos veleros. Verde mar. Cielo azul y verde mar. Olas que rompen. Espuma y más espuma. Palomas que vuelan y se equivocan. Se equivocó la paloma (Rafael Alberti): ‘Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era el cielo; que la noche la mañana. Se equivocaba…’. Amores en la mirada. El querer (Manuel Machado): ‘…que en cada beso quisiera beber entera tu alma’.

Amarillo. Mala suerte. Superstición. Celos. Otelo: Shakespeare. Vejez. Viejas imágenes. Decadencia. Dictadores. Otra vez muerte. Más amarillos. Visión de Campos de Castilla (Antonio Machado): ‘Olmo viejo, olmo seco, de musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento’. Amarillo sol. Y Machado de nuevo: ‘Y un huerto claro donde madura el limonero’, con su carga de amarillo fruto.

Verde. He visto a Bécquer. Rimas: ‘Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas’. Quejas verdes. Mares verdes. ‘Entre sus siete colores brillante el Iris lo ostenta’. Verdes. ‘Así son las ondas del océano y el laurel de los poetas’. Cambio de verdes. Romance sonámbulo (Lorca): ‘Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña…’. Romancero gitano (Lorca): Muerte. ‘Antoñito el Camborio. Moreno de verde luna. Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir…’.

Azul. Rubén Darío: ‘Yo soy aquel que ayer no más decía el verso azul y la canción profana…’. Nicaragua. Flash. Un recuerdo fugaz. Recuerdo la broma entre Rubén Darío y Pío Baroja. Rubén Darío: ‘Baroja, es un escritor de mucha miga’ (al hacerse cargo éste del negocio familiar de una tahona). Pío Baroja: ‘También Darío es escritor de mucha pluma: se nota que es indio’.

Blanco. Arena blanca. Playa atlántica. Omnipresente Machado: ‘Y con un caballito blanco el niño volvió a soñar’.

Negro. Asesinos. Machado: ‘Laguna Negra’. La tierra de Alvargonzález. Romance de la Guardia Civil (Lorca): ‘Caballos negros, herraduras negras, sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera’. Muerte en Granada. Más negros. Negros amores. Escena violenta. La maté porque era mía. Escena violenta. Guerra. Destrucción. Bombas. Muerte. Locura. Escena violenta. Discusión. Pelea. Pistolas. Navajas. Heridas. Un color: el negro. Negro toro. Toro bravo. Muerte en la mirada. Muerte sobre la arena. Literatura: Hemingway. Miliciano muerto: Robert Capa. Tragedia: Federico García Lorca.

Blanco y negro. Fotografía antigua, vieja. Viejos recuerdos. Seres queridos. Queridos abuelos. Benditas arrugas. Blanco y negro. B y N. Black and white. B & W. Nostalgia. Amor generacional. Descendientes. Nietos. Blancos. Inocencia. Pureza. Virginidad. Biblia. Amor naciente. Amor adolescente. Sinfonía de amores. El color blanco y el color negro. Sinfonía en blanco y negro. Europa y África. África y Europa. África negra. La blanca Europa. La negra Europa de las guerras.

Rojo. Pasión desbocada. Carmen, la de Mérimée. Claveles rojos. Claveles en la boca. Fusiles y claveles. Claveles y revolución: Portugal. Fiestas de San Fermín: otra vez Hemingway. París era una fiesta. Place Saint Michel. Café-bar. Escribir en los cafés. Nostalgia. Ya no se escribe en los cafés. Más rojo: El rojo y el negro. Stendhal: Le rouge et le noir. Síndrome de Stendhal. Iglesia de la Santa Cruz, Florencia. Éxtasis y mareo. Acumulación de arte y belleza. El querer (Manuel Machado): ‘En tu boca roja y fresca beso, y mi sed no se apaga,…’

Esto es lo que veía yo en el cuarto oscuro. Hace tiempo que no entro en él. Uno de estos días renovaré mi afición de fotógrafo aficionado, entraré de nuevo en el bendito cuarto oscuro —con la imaginación, claro, por aquello de la fotografía actual, la digital— y trataré de ver cosas nuevas.

Y ya os contaré.

***