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Desalentado, leo en El Cultural, en un artículo firmado por Luis María Ansón, que “España es hoy económicamente una de las quince primeras potencias del mundo. Culturalmente figura en el top ten. Y como cabeza natural del mundo hispanoamericano, con 400 millones de hispanohablantes, se encuentra entre las tres grandes potencias culturales del mundo". Y añade que ningún Presidente del Gobierno español, incluido el actual, ha tenido conciencia del sentido profundo de la cultura en la vida de los pueblos.
“El Ministerio de Cultura ha estado siempre politizado y los Presupuestos Generales del Estado, pagados por todos los españoles, se dedicaron a la anécdota, la ligereza, la superficialidad. Una catástrofe”.
Los regímenes comunistas y, en menor medida, claro, las democracias, han abusado de la manipulación cultural y “ahí está la farsa del Premio Cervantes, como botón de muestra" —continúa el artículo—.
Esto ha sido así y de este modo lo confirman los sucesivos retoques a la baja que ha sufrido todos los años el dinero dedicado a la Cultura con mayúsculas (cine, teatro, literatura, etc., etc.).
De esto se salva —continúa Ansón— algunas entidades privadas (Cajas, Bancos, Fundaciones,…) que pusieron al servicio de la cultura iberoamericana su dinero en inteligentes operaciones de difusión.
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