samedi 29 septembre 2007

+ LA LITERATURA Y EL TEATRO

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No sé si considerarme —tras meses de tránsito por distintas webs literarias en la red— un visitante veterano o es preciso hacer más méritos para ser reconocido como tal.

Una triste observación realizada durante mis visitas a estas páginas literarias es que los asistentes tratan, escriben o hablan de manera casi exclusiva de narrativa —relatos y cuentos— y en contadas ocasiones de poesía y en alguna me he encontrado incluso con un aviso que reza: Absténganse poetas, para más inri. Pero nunca me he topado con referencias a autores dramáticos, escritores de obras teatrales, que también son escritores. Tengo la sensación —siempre la he tenido— que la afición al teatro en España es muy escasa. Pues el teatro existe también, sí, y las obras teatrales se enmarcan dentro de lo que conocemos por Literatura, con mayúsculas.

Me aficioné al teatro muy joven, asistiendo por vez primera en una ciudad sureña a una obra teatral que me dejó buen sabor de boca. La obra: Té y simpatía. El autor: Robert Anderson, estadounidense.

Escribir un artículo sobre teatro para una web literaria se me hace difícil por el espacio de que se dispone, pero lo intentaremos.

Si pretendiese escribir un tratado por muy somero que fuese sobre la historia del teatro, debería comenzar sin duda citando a Esquilo, Sófocles y Eurípides, considerados padres del arte escénico. Nos limitaremos a mencionar los autores que han dejado una impronta en la literatura destinada al teatro y algunas de sus obras más representativas.

Uno de los más grandes autores de todos los tiempos ha sido William Shakespeare, inglés, conocido de todos, con obras representadas cientos de veces y algunas llevadas al cine. Entre las mejores y más representadas podemos citar: Hamlet, El rey Lear, Otelo, Romeo y Julieta, Macbeth, Julio César, etc.

De los autores de nuestro Siglo de Oro podemos destacar a: Lope de Vega, con El mejor alcalde, el rey y Fuenteovejuna, entre muchas otras. Calderón de la Barca: El alcalde de Zalamea, La vida es sueño,… Tirso de Molina: El burlador de Sevilla, entre otras, fue el creador del Don Juan.

En España, la renovación teatral vino de la mano de Jacinto Benavente (La noche del sábado, Los intereses creados, …), de Valle Inclán (Luces de bohemia,…) y García Lorca (Yerma, La casa de Bernarda Alba,…). Podrían citarse más: Buero Vallejo, Gregorio Martínez Soria, Alejandro Casona, Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero,…, pero el artículo se haría interminable.

En la escena francesa, debemos destacar a Corneille, con El Cid, basada en Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro, además de otras. Racine: Andrómaca, Fedra,… Moliére, uno de los grandes comediógrafos de la literatura occidental, con obras como El Tartufo, El avaro, El enfermo imaginario, El misántropo,…

Y ya entre los contemporáneos franceses es obligado citar a Jean Anouilh, con Antígona, La alondra, Becket o el honor de Dios,… y a Jean-Paul Sartre, Premio Nobel, con El muro, Las moscas, Las putas respetuosas,…

Entre los anglosajones destacaremos a los dramaturgos siguientes: George Bernard Shaw, irlandés, Premio Nobel de Literatura, con Cándida, Pigmalión, Androcles y el león,…; John Galsworthy, inglés, Premio Nobel de Literatura, con La caja de plata y otras; T. S. Elliot, anglo-estadounidense, más conocido como poeta que como autor teatral, podemos destacar entre sus dramas El cóctel y Asesinato en la catedral; John B. Priestley, inglés, del que resaltaremos La herida del tiempo y Ha llegado un inspector.

En el panorama teatral alemán no podemos dejar de citar a Goethe, con una cultura enciclopédica, con obras como Egmont, Fausto, Ifigenia en Tauris ,… Schiller: Los bandidos,…

Más reciente es el importante dramaturgo alemán Bertolt Bretch (La ópera de cuatro cuartos, la vida de Galilei,…).

En Noruega, Ibsen, Premio Nobel, con Casa de muñecas, entre otras.

En Rusia, Chejov, con La gaviota, Tío Vania, El jardín de los cerezos,…

En Italia no podemos dejar de mencionar a Luigi Pirandello, con obras como Seis personajes en busca de autor, El difunto Matías Pascal, Así es si así os parece,…

Ya en nuestros días podemos reseñar a los siguientes autores teatrales hispanos:

Florencio Sánchez, Uruguay.
René Márquez, Puerto Rico.
Ricardo Usigli y Emilio Carballido, México.
Luis Alberto Heiremar, Chile.
Carlos Gorostiza, Osvaldo Dragún y Griselda Gambaro, Argentina.

En EE. UU. debemos destacar indudablemente a Eugene O’Neill, Premio Nobel y ganador en cuatro ocasiones del Premio Pullitzer. Algunas de sus obras: Más allá del horizonte, Anna Christie, Extraño interludio, Largo viaje hacia la luna,…

Y los posteriores estadounidenses: Robert E. Sherwood (El bosque petrificado,…), Elmer Rice (La máquina de sumar, La calle,…), Thornton Wilder (Nuestra ciudad, La piel de nuestros dientes,…), Tennessee Williams (Un tranvía llamado Deseo, La gata sobre el tejado de cinc caliente, La noche de la iguana,…), Arthur Miller (La muerte de un viajante, Las brujas de Salem, Panorama desde el puente,…).

La importancia de las obras teatrales dentro del campo de la creación literaria ha sido y seguirá siendo importante. Sirva este modesto artículo como homenaje por el olvido en que tenemos sumido al TEATRO entre todos.

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