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19 agosto, martes
Me despertaron los gorriones piando como locos en la azotea. Dice el señor Moro que la señora de Ladislao tenía la costumbre de echarles las migajas de pan de las sobras al levantarse. Así se explica que hubiera más de un ciento de ellos revoloteando entre las chimeneas y los tendederos. La madre llevaba un rato levantada, rutando porque no le tira la cocina. Debe de ser por el tiempo quedo, sin una brizna de viento. De todas formas a estas cosas hay que cogerles el punto flaco. La madre estaba hecha a la cocina de la otra casa y ésta le extraña. Además, la madre siempre anda dispuesta a protestar. Es su manera de ser. Todavía no ha hincado el pico. Se le ha ido el día recordando a la señora Rufina. A las siete me dijo: “¿Y qué hago yo a estas horas si no puedo sacar una silla a la puerta?” “Siéntese en la azotea, madre”, le dije yo. Ella dijo: “Ya, a ver pasar los pájaros, ¿verdad?”. A la mujer no le falta razón, pero cuando hemos cenado a la fresca, bajo un techo de estrellas, se le ha desarrugado el semblante. A medio comer me pidió la toquilla porque notaba el relente. Yo le dije que de cuándo acá había necesitado la toquilla en agosto. Al concluir, la llevé a la baranda para que contemplara las vistas. Ella se asomó y dijo: “Es muy hermosa nuestra ciudad, ¿verdad, hijo?” Desde la azotea se divisa un mar de luces y todo está en silencio, como muerto. Sólo de vez en cuando le asusta a uno el silbido de un tren. Cuando le mostré el Sagrado Corazón, se le alegró la cara y se santiguó: “Lo tenemos aquí cerquita, hijo. Casi al alcance de la mano”, decía. La notaba sobrecogida porque el Sagrado Corazón, iluminado por una luz blanquecina, parece tal cual una aparición milagrosa.
(Diario de un cazador, Miguel Delibes, Premio Nacional de Literatura 1955, Ediciones Destino, S.L.).
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Forma una trilogía junto a Diario de un emigrante y Diario de un jubilado. Buena parte de la obra de Delibes ha sido objeto de estudio por parte de especialistas porque en ella —Diario de un cazador, Premio Nacional de Literatura 1955, entre ellas— rescató un importante vocabulario utilizado en la vida corriente, un lenguaje vulgar hablado en muchos pueblos de Castilla, recreando el léxico agrario, el santoral, refranes y expresiones populares, todo ello de tal dimensión que existen hasta diccionarios para ayudar a la mejor lectura y comprensión de esa parte de su obra.
Leí la novela hace algún tiempo y fue frecuente encontrarme con palabras como: jeta, pela, pitorreo, cachondear, cabrear, chavea, propi, atocinarse, murrio, tolondro, diñarla, dar lacha, panoli, etc.; y expresiones tales que ‘la hizo la boca un fraile’, ‘éramos pocos y parió la abuela’, ‘me puso a caer de un burro’, ‘no te muela’, etc.
Recuerdo que durante mi lectura de la novela hube de detenerme a veces para consultar alguno de los muchos vocablos utilizados o deducir qué significado podía tener en el contexto de la oración.
Periodista y novelista, Delibes es académico de la RAE y ha sido propuesto en distintas ocasiones para el Premio Nobel. Está en posesión de numerosos galardones (Nadal, Nacional de Narrativa por ‘Diario de un cazador ‘—1955— y ‘El hereje’ —1999—, Príncipe de Asturias, Doctor Honoris Causa por distintas universidades, etc.).
De entre su producción literaria podemos señalar: La sombra del ciprés es alargada, Mi idolatrado hijo Sisí, Diario de un cazador, Las ratas, Cinco horas con Mario, Los santos inocentes, El hereje, etc., etc.
¿No os ha ocurrido lo mismo que a mí con ciertas obras de Delibes?
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3 commentaires:
Estoy leyendo "Diario de un Cazador". Hasta el momento, consegui hasta la página 72, hoy en el trén, en más o menos una hora, leí de 68 a 72. No se trata de la primero obra que leí de Miguel Delibes, todo al contrario, ya tengo una pequeña bibliotèca de obras de este autor, de "El Camino" por "El Hereje" (que soy), cartas voluptuosas, bonitas milanas, arcéologos combatiendo pueblocitos castellanos, y otros varios locos y locuras.
Esta muy difícil leer este diario. Porque no soy castellano. Ni siquiera el gordo "María Moliner", ni "Larousse", ni Collins-Robert frances, otros holandeses incluso el Collins ingles suficen para explicarme ciertas palabras, o frases hechas, de esa novella. A veces tengo impresion que no voy a ninguna parte, que nunca podria llegar a entender, aún menos, hablar castellano (y ya sabemos que nunca alcanceré el estado de "ser" español, ¡claro!).
Hay algo en la obra de Miguel Delibes que me atrae de cierta manera casi emotivo, instintivo. Quizá que séa la relativa antiguedad, no se trata de obras "modernas", de la história de la "gente pequeña" en lo que fué, efectivemente, los años 1950, años que, en mi vida personalmente, me acuerdo de que tuvimos que "cagar, en el frío del invierno, en un cobertizo en la cuadra" (ella, flamenca).
Hay mucho más. Es un sendera histórico tras los años del pasado, un aprendisaje de como hicieron la gente para vivir, en tiempos de posguerra, ella, española.
Quiera, yo, a Miguel Delibes. Seré, un día, español. No de nacionalidad, pero sí, de asimilación literaria.
P.S. ¿Mi preferido? "El Camino". Mucho más fácil...
Pablo
Amigo Paul:
(Permítame que le llame amigo)
Ha escogido Vd. un camino harto difícil para comprender español: leer algunas obras de Delibes.
Le anticipo que existen algunos diccionarios especiales para interpretar adecuadamente determinadas obras de este escritor español, que se ha destacado fundamentalmente, aparte de escribir bien el castellano, por recoger un léxico campesino que ha caído ya en desuso en buena parte desde que en nuestro país se produjo la gran emigración del campo a la ciudad.
Si le sirve de consuelo, sepa que muchos nativos (yo entre ellos) no conocemos muchos de los vocablos que utiliza don Miguel y hemos de acudir a alguno de los mencionados diccionarios específicos para aclarar su significado.
Se comprende lo que Vd. escribe en español. Así que no defallezca en su estudio.
Gracias por su visita.
Por e-mail trataré de señalarle alguno de los diccionarios a que hemos aludido.
Saludos.
Amigo Antonio,
Muchas gracias por su mensaje animador.
Quiero decir que no tengo ningun problema aprender el idioma por las obras del Sr. Delibes, pues ¡es un privilegio! Ya lei varios docenas de libros de literatura (y de história) española (y solemente española, por no confundir los idiomas) y nunca (¡ni una sola vez, -quizá- exepto Pío Baroja) leí mejor que de Don Miguel. Por supuesto, muchas veces leo cosas mas fáciles, con énfasis en la história de su (¡y nuestro!) pais. De alcance menos "literario", me aportan un forma del idioma más "corriente".
Hicé dos estancias de dos semanas en "mi querida" Salamanca, aprendiendo el muy básico (pero esencial). Visité y conozco el alcance histórico de Valladolid, Tordesillas, (la batalla, los vinos de) Toro, Zamora, Medina del Campo, Segovia, La Granja...la meseta...el frío que hace en febrero en Salamanca...
Muchisimas gracias por su patiencia a leerme, ¡que le vaya bien, Don Antonio!
Pablo
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