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La enemistad entre escritores, más o menos abierta, más o menos pública o notoria, disimulada o no en mayor o menor grado, se remonta a siglos y se da con frecuencia incluso en nuestros días. Los motivos para tal enemistad son diversos, si bien destacan sobre otros, a mi juicio, aquellos que responden a celos profesionales, divergencias por razones de estilo al escribir, diferencias generacionales y otras especiales. He de confesar que algunas me resultaron divertidas, otras sumamente cómicas o por el contrario excesivamente crueles algunas de ellas. Las ha habido y las hay para todos los gustos. Comentemos algunas enemistades famosas, sin ahondar en ellas ni emitir juicios de valor. Tómense simplemente como una curiosidad o simple gacetilla de sociedad (confesemos que a todos nos gusta a veces el chismorreo).
García Márquez y Vargas-Llosa. Dos compañeros de 'fatigas literarias', Mario y Raúl, le han dedicado en esta web sendos artículos a García Márquez, resaltando interesantes aspectos de su obra y personalidad. Es por eso que no me voy a referir a esas vertientes. Comentaré algo peculiar que siempre me llamó la atención.
Gozaron durante unos años de una amistad entrañable, pero…
Al cumplirse los 25 años del premio Nobel, los 40 de la publicación de Cien años de soledad y 80 de edad, le preguntaron al autor de esta novela en Cartagena de Indias: ¿Tendría inconveniente en incluir el ensayo (*) en la edición de homenaje? A Vargas–Llosa se le hizo la misma pregunta y las respuestas fueron:
García Márquez: No tengo inconveniente, pero no se lo voy a pedir.
Vargas-Llosa: No tengo inconveniente, pero no se lo voy a ofrecer.
(Según el ex-Presidente colombiano Sr. Betancourt).
(*) Se refiere al ensayo que escribió Vargas-Llosa en 1971 titulado García Márquez: historia de un deicidio. Es un análisis en profundidad del universo de Macondo y un estudio detallado sobre la forma de crear, narrar, novelar, del autor colombiano, en definitiva, una tesis doctoral importante. Prohibió su reedición en 1976 y Círculo de Lectores parece que lo va a reeditar junto a otros ensayos y las obras completas del maestro peruano.
Eran casi hermanos y compadres por bautizo de un hijo y llevan más de treinta años sin hablarse. La causa última del enfado fue un misterioso y no explicado puñetazo en un ojo que propinó el peruano al colombiano en una ceremonia muy formal en el Palacio de Bellas Artes de México. Al acercarse García Márquez al peruano, al verle en la sala, le gritó 'Hermano' y éste le contestó con un sonoro y ya famoso sopapo en pleno rostro. Nunca han vuelto a encontrarse ni a referirse el uno al otro en público. ¿Qué ocurrió? Tal como se sucedieron los hechos parece ser que éstos obedecieron a un asunto de corte muy íntimo y privado. Además del puñetazo, hubo otro asunto que separó a los dos amigos: la política de Fidel Castro.
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Ramón María de Valle-Inclán y Manuel Bueno. Café de la Montaña, Madrid, año 1899. Sentados a una mesa junto a la puerta, en una reunión de café escuchan a don Ramón disertar sobre las normas que rigen los lances entre caballeros varios tertulianos. En el momento que habla don Ramón, se incorpora a la reunión don Manuel Bueno, escritor gallego como él, que le desmiente en sus afirmaciones, a lo que Valle-Inclán contesta: ¿Qué entiende usted de eso, majadero? Manuel Bueno apresta el bastón que lleva, don Ramón una botella de cristal por el cuello. Finalmente, un golpe de bastón al brazo izquierdo de éste, sin importancia en principio, termina en una infección por un gemelo del puño de la camisa y, final y desgraciadamente, en la amputación del brazo.
Leyendo la biografía de Valle-Inclán, vivo y polémico, observamos cómo se niega a hablar bien de Blasco Ibáñez, ni aun en la hora de la muerte del escritor valenciano. Se desmarca de Góngora, diciendo que lo ha releído y le ha causado un efecto desolador, lo más alejado de todo respeto literario.
Resulta anecdótica su entrevista con el juez en la vista judicial por su alboroto en el teatro Fontalba, en el que actuaba la famosa y gran actriz Margarita Xirgú, que transcurre de la siguiente forma:
Juez: ¿Qué profesión tiene?
Valle-Inclán: Coronel General de los Ejércitos...
J: ¡Esa graduación no existe en el ejército español!
V-I: Coronel General de los Ejércitos de los Países Cálidos...
J: ¿Qué países son esos?
V-I: Me va a resultar muy difícil explicárselo. Si usted tuviera algunas
nociones de Geografía.
J: ¡Orden, procesado!
Tuvo en vida más de un altercado.
Figura importantísima dentro de la literatura. Podemos destacar sus obras Luces de bohemia, con el que se inicia su ciclo esperpéntico; Sonatas, con la creación del universal Marqués de Bradomín; además de otras. Su novela Tirano Banderas marcó el inicio de un ciclo mundial de grandes novelas de tiranos, como: El otoño del patriarca, de García Márquez; Yo, el Supremo, de Augusto Roa; y El señor Presidente, de Miguel Angel Asturias.
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Lope de Vega y Cervantes. Es probable que los roces surgidos entre ambos autores se debieran principalmente a la diferencia de edad entre ellos (Cervantes era quince años mayor que Lope). Los estudiosos del tema coinciden en señalar a Lope como único destinatario de la enorme ironía que emerge del prólogo a la primera parte de El Quijote, en donde podemos leer entre otras cosas: ‘…salgo ahora con una leyenda seca como un esparto..., falta de toda erudición y doctrina, sin acotaciones en los márgenes y sin anotaciones al fin del libro como veo que están otros, aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos, que admiran a los leyentes y tienen a sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes…’.
Las diferencias entre los dos personajes ilustres de las letras españolas sabemos que pertenecían al campo literario y fueron numerosas.
Es conocida la opinión que mostraba Lope acerca de El Quijote antes de su publicación —debió conocerlo en parte— y el desprecio con el que hablaba de la novela. En agosto de 1604 Lope dirige una carta a un conocido suyo, del que se sabe que es médico por la carta, y comenta entre otras cuestiones: ‘…De poetas, no digo: buen siglo es éste; muchos están en ciernes para el año que viene, pero ninguno hay tan malo como Cervantes, ni tan necio que alabe a Don Quijote...’.
Basten estas pequeñas muestras para ilustrar la enemistad comentada.
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